La Dimensión Desconocida
A las 03:33 horas de la madrugada, tiempo de México, la tierra salió de su órbita alrededor del sol y se acerca más y más al infierno de sus llamas.
Más o menos así era el argumento de uno de los capítulos más comentados de la serie “Dimensión Desconocida”, que se transmitió en su modelo tradicional, del 2 de octubre de 1959, al 19 de junio de 1964.
Me tocó verla en repeticiones allá por los 70 cuando tenía diez años. Desde entonces nuestra casa común que es el planeta, no ha podido regresar a su tradicional órbita, que permitía distinguir los inviernos de las primaveras, y estoy seguro que de algún modo esa es la razón que provoca temperaturas arriba de los 29 grados en tierras antes tan heladas como Pachuca.
Ha sido tan fiel al guión de la serie nuestra tierra, que incluso cuando pensamos que moriremos achicharrados, de pronto se completa el capítulo con la buena nueva de que si bien es cierto que no se ha recuperado la órbita perfecta que nos permite sobrevivir, sucede que el asunto va en sentido inverso, es decir que la Tierra se aleja misteriosamente del disco solar rumbo a rincones insondables plagados de frío.
Igual que los personajes asustadizos que lo habitan, el planeta azul se divierte con sus moradores que ni tienen la capacidad para destruirlo, y tampoco salvarlo. Tiene vida propia y se divierte con locos países que amasan su poder con industrias que echan humo negro por sus chimeneas. Pero también con los que están seguros que la dan más vida con sus actos ecologistas.
En realidad por eso es que brinca de pronto en la órbita asignada por los humanos, nadamás con el objetivo de verlos sudar como marranos en los automóviles, las calles, donde quiera que pueda hacerse efectivo el divertimento que de vez en cuando se da.
Todos nos quejamos, porque es deber hacerlo siempre que sea posible.
Apenas terminado el invierno, que confirmó el alejamiento del sol irremediablemente, ponemos el grito al cielo porque ya no hay seriedad alguna en eso de las estaciones, además que las tormentas heladas dejan enfermos por todos lados, y unos cientos de difuntos que se quedaron con la idea legítima de que todo quedaría congelado.
Sucede entonces el calor, y de nueva cuenta la tierra se bambolea en esa línea imaginaria donde da vueltas y vueltas, para enfilarse de lleno hacia el sol.
Lógico es que nos quejemos, que elevemos lamentos a todos los cielos porque es injusto, absolutamente injusto que no haya un punto medio, en el que ni frío ni calor se sientan. Algo así como los míticos cero grados que algún comentarista de televisión evocó como la mejor temperatura.
La realidad es que no pasa año sin que se pierda el camino conocido desde niños de la órbita seria y cumplidora. La tierra ha perdido el interés en ver los campos verdes o blancos. Le da igual y se divierte en seguir al pie de la letra el argumento del capítulo aquél de Dimensión Desconocida.
Algún científico, que tendrá que ser de la Nasa, habrá de confirmar mi aseveración para que surjan bebidas que ni el calor infernal de una tierra perdida en su camino pueda vencer.
Sólo cuando el ser humano empieza a pensar que todo se acabará de la noche a la mañana, le regresa la razón. Dura unos años la ilusión, pero ha sido desde siempre esa ocasión la única en que podemos convencer a propios y extraños, que somos una pieza única y elegida para poblar un planeta.
Por lo mientras vigile al sol. Si lo ve cada día más y más grande, no dude que nos acercamos de manera irremediable para convertirnos en una bola de vapor luego que los mares se consuman. Al menos así lo dice la Dimensión Desconocida.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
twitter:@JavierEPeralta
CITA:
Sólo cuando el ser humano empieza a pensar que todo se acabará de la noche a la mañana, le regresa la razón. Dura unos años la ilusión, pero ha sido desde siempre esa ocasión la única en que podemos convencer a propios y extraños, que somos una pieza única y elegida para poblar un planeta.
