China advierte de una guerra comercial con EU

“Las empresas estadounidenses serían las más perjudicadas”, señala el primer ministro, Li Keqiang

Trump también causó consternación en los círculos diplomáticos chinos al aceptar una llamada de felicitación de la presidenta taiwanesa tras su triunfo electoral, e insinuar que podría estrechar las relaciones con una isla que Pekín considera parte inalienable de su territorio. Finalmente, Trump optó por desdecirse y en una llamada telefónica con Xi el mes pasado expresó su adhesión a “Una Sola China”
Pekín.- China “no quiere una guerra comercial” con EU, pero si llegara a desencadenarse “las empresas estadounidenses serían las más perjudicadas”. Así lo advirtió ayer el primer ministro chino, Li Keqiang, en su única rueda de prensa del año.
En el imponente Salón Dorado del Gran Palacio del Pueblo en Pekín, la rueda de prensa anual del primer ministro, que sirve de cierre a los 15 días de sesión legislativa anual, es siempre un acontecimiento rodeado de formalidad y muy preparado de antemano. Las preguntas se pactan con periodistas seleccionados desde semanas antes.
Este año, varias tuvieron como tema la relación con EU bajo el presidente Trump. “No queremos ver que estalla ninguna guerra comercial entre nuestros dos países. No es algo que fuera a lograr un comercio más justo”, subrayó. “Recientemente leí un artículo de un centro de estudios internacional que decía que, si surgiera una guerra comercial, serían las empresas de propiedad extranjeras, en particular las firmas estadounidenses, las que se llevarían la peor parte”.
Las inversiones y el comercio chinos en EU han permitido la creación de un millón de puestos de trabajo en el país americano a lo largo del último año, apuntó el primer ministro, el segundo hombre más poderoso en la jerarquía de su país, solo por detrás del presidente Xi Jinping.
Trump llegó a la Casa Blanca con un programa cargado de mensajes negativos contra China, a la que acusaba de destruir empleo en EU con una política de exportaciones baratas. El nuevo jefe de Estado amenazaba con gravar fuertes aranceles a los productos chinos y acusaba a Pekín de manipular su divisa para abaratar sus ventas al exterior de manera indebida.

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