Para la rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, Carmen Beatriz López-Portillo Romano, la investigación sobre la autenticidad de los restos de la Décima Musa está terminada “hasta que la ciencia avance y pueda desarrollar el método que disipe las mínimas dudas que prevalecen al respecto”.
En el marco de la presentación del programa con el que la institución conmemorará 320 años de la muerte de Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), López-Portillo aseveró que a la fecha, “existe el 99 por ciento de seguridad sobre la autenticidad de los restos que tenemos como pertenecientes a la escritora y monja jerónima”.
El 17 de abril de 1695 a las cuatro de la mañana, en una de las celdas del convento que ha sido acondicionado para ser sede de esa institución educativa, murió Sor Juana. Tenía 46 años. “Para nosotros la investigación terminó, y desde mi personal punto de vista, sí son los restos de Sor Juana, tanto por los datos físicos como culturales”.
“La identificación de estos restos se dio con base tanto en evidencias de tipo arqueológico como en el propio estudio de todo el esqueleto, especialmente del cráneo, a través de la aplicación de técnicas de antropología forense”, detalló.
En su estudio, los antropólogos señalaron que la mayoría de los entierros explorados en el área del coro bajo presentaron claras evidencias de haber sido amortajados.
También se encontraron rastros de ramos y coronas de novicia como parte de su atuendo funerario; entre los hallazgos óseos fueron localizados dos esqueletos con algunas excepciones.
“El primero pertenecía a una niña y el otro a una mujer adulta. Ambas enterradas con su hábito de gala, no estaban amortajadas ni tenían presencia de corona o ramo en el féretro, portaban un medallón de carey en forma oval y un rosario, caso inusual si se le compara con el resto de las sepulturas. Por estas rasgos se infiere su prestigio en la comunidad religiosa”.