Se reúnen Los cuatro grandes de la UE

La cumbre llega en un mes de alto contenido simbólico. En las próximas semanas la primera ministra británica, Theresa May, debe oficializar el Brexit, la salida de la UE decidida por referéndum en junio de 2015. Y el 25 de marzo, una cumbre celebrará en Roma el 60 aniversario del tratado que lleva el nombre de esta ciudad y que fundó la Comunidad Económica Europea (CEE), embrión de la UE.

En tiempos de inestabilidad, el viejo núcleo de la Unión Europea busca fórmulas para evitar la desintegración del bloque. El presidente saliente de Francia, François Hollande, invitó ayer a una cena en Versalles a los líderes de Alemania, Italia y España al castillo de Versalles. Hollande, la canciller Angela Merkel, el primer ministro Paolo Gentiloni y el presidente Mariano Rajoy quieren enviar un mensaje de unidad.

La salida de Reino Unido, el ascenso de los populismos y las fricciones con los EU de Trump y la Rusia de Putin han puesto en tensión el proyecto común.

Los organizadores de la reunión de Versailles rechazan el calificativo de directorio, palabra maldita en las cancillerías europeas, porque puede dar la idea de que una minoría de miembros del club de 28 decide por el resto.

Insisten en que la reunión no es prescriptiva -no habrá conclusiones que los demás deban discutir- y que sólo obedece a la voluntad de ofrecer pistas, expresar una voluntad de seguir construyendo Europa.

Pero es lo más similar al intento, por parte de los cuatro participantes -países fundadores y, en el caso de España, miembro desde los años 80- de marcar las grandes líneas de lo que debe ser la UE de futuro. Es también una manera de responder a la pregunta sobre quién está en el puente de mando de un barco que hoy parece a la deriva.

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