RELATOS DE VIDA

“20 pesos, carnaaal”

Tenía diez minutos de haber salido, su unidad estaba a mitad de la capacidad, y su tarjeta indicaba que le quedaban 15 minutos para llegar a su destino; durante los primeros cinco minutos su avance lento, en el afán de captar el mayor número de pasaje.

Se acercaba a la segunda parada permitida, un grupo importante de estudiantes, principalmente, lo esperaban, en tanto el encargado de checar alistaba su reloj, la tarjeta y un lapicero para anotar el tiempo de llegada, así como el restante para el arribo al siguiente punto, que era de tan solo 10 minutos para atravesar la ciudad.

Emprendió el viaje incrementando en cada minuto la velocidad hasta rebasar la legalmente permitida, las paradas para subir pasajeros se tenían que registrar en segundos, incluso apenas colocaban un pie en el transporte y continuaba su marcha.

Algunos usuarios, a pesar de la molestia, permanecían callados y se concentraban en sujetarse lo más fuerte posible, hasta las uñas jugaban un papel importante en la tarea de agarrarse para no caer y golpearse.

Momentos de angustia sufrían los pasajeros, los gestos así lo indicaban, cada parada significaba un instante para reacomodarse en los asientos y tomar más energías en el objetivo de detenerse; en uno de estos momentos, un joven aún no alcanzaba a subir cuando la unidad emprendió su marcha, y entonces el silencio se rompió- ¿llevas prisa? Aún no termino de subir.

El conductor entre sorprendido y en un intento de justificar su carrera loca respondió con un acento bastante habitual en algunos operadores del servicio público – Pues sí carnaaaaaal, a mí me cobran por cada minuto que llegue tarde.

La discusión parecía interesante para los pasajeros, quienes vieron en el joven un representante de su voz; por lo que esperaban la respuesta – ¿Cuánto te cobran, que te parece más importante que preocuparte por la vida de todas las personas que llevas aquí? – y enseguida replicó el conductor – Pues 20 pesos por minuto carnaaaaaal, ¿qué, tú me los vas a pagar?

El joven contestó, – te pagamos por un servicio, y tu responsabilidad es hacerlo profesionalmente y de forma cordial- sugerencia que fue complementada por otra voz – lo que pasa es que ustedes nunca piensan, se hacen tontos cuando salen de su base, casi van a vuelta de rueda, y después quieren llegar con el otro checador, que está en el otro lado de la ciudad en 10 minutos, no piensan en los riesgos- .

Inmediatamente, más reclamos fueron surgiendo – hace poco una camioneta de esta ruta se volteó y muchas personas salieron lesionadas.

Ante los reclamos de los usuarios, el operador permaneció callado hasta llegar al punto destino, los usuarios bajaron de la unidad sin pagar y al unísono dijeron, “ahí para la próxima, carnaaaaaaal”.

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