UN INFIERNO BONITO

SE FUE DE PARRANDA Y POR UN PELITO SE MATA

Se salvaron porque un árbol los detuvo, si no se hubieran rajado la madre con el coche que tripulaban. La pachanga estuvo de pelos, copa tras, copa, botella tras botella, todo era alegría, bailaban como changos, y así se pasaron parte de la noche.
Dos parranderos que llevaban a una mujer, corrían en un automóvil sin medir el peligro. Chocaron contra un árbol que los paró en seco.
Las cosas no pasaron a mayores, sólo sintieron el jalón y luego el madrazo, sin embargo a los dos caballeros, no les había pasado nada, pero la dama se había dado un frentazo contra el parabrisas. Se hizo un agujero y le salía la sangre como al chorrito. Por más que le apachurraban el hoyo, no le paraba. La mujer iba de copiloto y parecía porrista de los diablos rojos del Toluca, bañada en sangre.
Era medianoche, hacía un frío de perros. Unas personas que pasaron por el lugar vieron lo que les pasó, fueron avisar a los Tecolotes que están en la puerta de gobierno del lado de la avenida Madero. Por medio de radio se comunicaron con sus compañeros, que había pasado un accidente en la calle Nuevo Hidalgo, a la altura del restaurante Tork’s.
Una camioneta Honda Odissey, color gris, placas de circulación HNT-3076, se había incrustado en un árbol, que se desmadró el motor. La fémina estaba bañada en sangre, desde la cholla hasta las patas.
Llegaron los uniformados y se dieron cuenta que los tres iban borrachos. A la chamaca que no le paraba la sangre, se llama Lorena, de 30 años. Los socorristas de la Cruz Roja se la llevaron al Hospital General para que los médicos le taparan  el agujero porque estaba a punto de desmayarse de la sangre que había perdido.
Los policías interrogaron al conductor.
Les dijo que se llama Marcelino Pan y Vino, tiene 49 años. Comentó que siendo viejo lobo de mar, no sabe cómo perdió el control del volante y no vio el árbol. Cuando quiso esquivarlo ya se habían dado en su jefa. Venían de una pachanga.

AL MOTOCICLISTA LE AGARRÓ LA MANO EL CHANGO
Por un pelito de rana se va un motociclistas al valle de las calacas. Le llegó una camioneta de frente, en Atotonilco el Grande. Le dio un madrazo que salió como el hombre bala, cayendo de ranazo en el asfalto; a unos 15 metros de distancia, su caballo de acero quedó hecho caca.
Llegaron los de Protección Civil y de volada se lo llevaron al Hospital General de Pachuca con el pico colgando. Dijeron lo médicos que lo atienden, que su caso está del cocol. Tiene traumatismo craneoencefálico y se lo puede cargar el payaso. El lesionado es de Zacualtipán, lugar a donde se dirigía, proveniente de Tulancingo.
Como a la una y media de la tarde del pasado domingo sucedió en el libramiento México-Tampico. De la motocicleta, sin placas de circulación, sólo quedó su recuerdo.
Domingo Luciano Victoriano Hernández, de 38 años, se dirigía a su casa y al invadir el carril contrario para entrar a la carretera de la comunidad de Montecillos, Doricela Montes Fragoso, de 26 años, vecina de Huasca, conductora de la camioneta pick up Ford F-150, color gris, placas de circulación  HNE-3848, lo agarró de frente que ni pío dijo.
Los paramédicos lo estabilizaron y salieron como tapón de sidra, rumbo al hospital. La noticia se corrió como reguero de pólvora, y después de tres horas, llegaron sus familiares al lugar y les dijeron que se lo llevaban pero le faltaba un pedazo de hueso del fémur. Lo buscaron para llevárselo al que lo estaba operando, y también estaba un experto en rompecabezas para ponérselo.
Estuvieron presentes los agentes de Seguridad Pública Municipal de Atotonilco y los peritos de Tránsito haciendo sus dibujos para sacar conclusiones del accidente.
Varios testigos dijeron que el motociclista se metió en sentido contrario y chocó de frente. La muchacha no tuvo la culpa.
 
MADREARON A PADRE E HIJO
Roberto Cerón, de 36 años y su hijo Mario Cerón Carvajal, de 10 años, viajaban rumbo al centro en su automóvil por la avenida principal de la colonia Campestre Villas del Álamo, municipio de Mineral de la Reforma cuando, frente a la caseta de policía, se le atravesó un coche sin placas, con 6 jóvenes dentro. Unos iban crudos y otros borrachos. No le dio tiempo de frenar y chocó con él.
Se bajaron los supuestos afectados y le dijeron que les pagara el golpe o de lo contrario se lo cobraban a su manera. Roberto trató de explicarles que ellos fueron los que tuvieron la culpa, pues le salieron en el carril contrario.
Sin decirle nada, recibió un descontón que cayó parando las patas y se le fueron a patadas. Su vástago al verlo se quiso meter a defenderlo y corrió la misma suerte, sufriendo un fuerte empellón que cayó de nalgas.
Al agraviado conductor le atizaron un ladrillazo en el lomo, lo levantaron de las greñas y a golpes lo volvían a tirar. A Mario, uno de los bravucones lo cargó y como luchador, lo azotó arriba de su  progenitor, sacándole el aire.
Se subieron a su coche mostrando los puños cerrados, como diciéndoles que son muy sácales punta.
Roberto se levantó, consoló a su hijo y fueron a interponer formal denuncia en la agencia del Ministerio Público, diciéndoles a dónde se juntan a tomar.
Acudieron los agentes investigadores al lugar de los hechos. Al verlos, los borrachos se echaron a correr, pero Adrián Mejía Hernández se tropezó y dio el mulazo.
Lo atraparon y llevaron a la barandilla donde quedó encerrado por daños y lesiones. Desde las rejas le dijo a Roberto y a su hijo que cuando saliera no se la iban acabar. Uno de los agentes le dijo que se callara el hocico y le dio un zape.

SU VIEJA LE PEGÓ Y LO CORRIÓ
Agustín Torres, de 50 años, con domicilio en Halley 117 de la colonia Nueva Estrella, fue todo madreado, a querellarse a la agencia del Ministerio Público, diciendo que se le apareció el diablo encuerado.
Dijo que llegó a su casa un poco noche y su vieja Rosa Cabrera Zaragoza no lo dejó entrar. Le mentó la madre, se subió en su camioneta y se bajó al centro pero, para su mala suerte, en la calle de Galeana, barrio El Arbolito, se le descompuso y se quedó a dormir dentro de la unidad.
Muy temprano, se fue a su casa, entró por sus hijos para llevarlos a almorzar, pero su vieja le dijo que no. Se quedó en el solecito como pollo, cerrando de vez en cuando los ojos, cuando escuchó que sus hijos se estaban peleando. Entró y con una botella grande, que tenía refresco, los calmó pegándoles en las nalgas.
Se fueron a quejar con su mamá, y como ya lo traía apuntado en la lista negra, le mentó la madre, con la botella le dio con todas sus fuerzas, en medio de las piernas.
Audencio se agachó a sobarse. La iracunda mujer le quebró el control de la televisión en su cabeza. Forcejearon, cayeron al suelo y él le dio una cachetada.
La fémina se enfureció y agarró una cadena con que cierran la reja, y se pegó en el lomo hasta que se canso. Luego le dio una patada donde antes le había dado el botellazo, revolcándose como burro contento, y le siguieron lloviendo madrazos. Lo dejó desgreñado y rasguñado.
Lo salvó la campana cuando llegaron los policías, pero no se la llevaron. Uno de ellos les dio consejos matrimoniales, que deberían vivir amándose.
Cuando se fueron la acusada lo volvió a madrear y lo sacó a patadas de su casa, aventándole su ropa. Se quejó de que su vieja parece cavernaria cuando se enoja.

SE AHORCÓ POR AMOR
Pablo Rangel, de 25 años, se fue de este mundo. Sólo le dejó dicho a su vieja: “Yo te amo”. Le pidió perdón y le recomendó que cuidara mucho a su hijo. Adiós. Se fue para nunca volver. Esto sucedió en su domicilio de la calle San Francisco del barrio de la Cruz, en Pachuca.
La tragedia ocurrió a la una y media de la tarde. Llegó el MP y junto con toda su flota, dio fe del cuerpo que yacía  colgado como piñata en una viga de su casa.
Por ahí se escuchó decir que Pablo no aguantó vara porque se había separado de su vieja hacía una semana. Su cuñado Pablo Montalvo fue quien lo vio colgado y lo reportó a los gendarmes.
Acudieron agentes de criminalística, de la Coordinación de Investigación, policías municipales, estatales, Fuerza de Tarea, Protección Civil y los bomberos, que espantaron a la gente del barrio.
Declaró Pablo Rangel Cortes que es el papá del ahorcado, vecino de la colonia Santa Julia. Relató a los presentes que le hicieron rueda para escucharlo, que Pedro y su mujer, Cecilia Monzalvo, días antes tuvieron una discusión. Lloró como lloran todos los hombres, se puso un lazo en el pescuezo y se dejó caer.
En una mesa había una libreta abierta y tenía una nota de despedida, que rezaba:
“Discúlpame, cuida bien a nuestro hijo. Yo te amo”. Ya le andaba por ahorcarse, porque no la firmó.
Las diligencias, en la calle de San Francisco 11 del barrio de La Cruz, terminaron a las 14:20 horas, cuando se fueron cada chango a su mecate. Salieron muchos curiosos.

DETENIDO POR ROBO
Se voló una pantalla de 32 pulgadas de un domicilio que se encuentra en la colonia Ampliación Santa Julia. El ladrón se llama Luis Blas Ignacio Cruz Vega, de 36 años, vecino del fraccionamiento Piracantos.
Un vecino vigilante reportó que un sujeto con una mochila azul en la espalda, llevaba una pantalla que se  había robado en la calle Kirpan Zing, en la Ampliación Santa Julia.
El pillo intentó fugarse por el bulevar Luis Donaldo Colosio, con dirección Actopan, en donde lo capturaron los uniformados.
La policía lo vio con la pantalla en las manos y dedujo que ése era. Llevaba una mochila azul. Se lo llevaron ante el MP, confesando que se la había robado.

AGARRARON A UN HOMBRE CON ARMA LARGA
Un hombre caminaba por la carretera como el conejo Blas, con su escopeta colgada atrás, lo vieron los gendarmes y empuñaron sus escopetas. Lo fueron siguiendo por un camino de terracería que comunica a las comunidades de Puerto México y Pozos del municipio de San Agustín Tlaxiaca.
Al notar la presencia de los uniformados, el sujeto apresuró el paso, fue cuando corrieron tras él y lo agarraron.
Dijo llamarse Enedino Peña Cortés, de 40 años. Le quitaron la escopeta café, calibre 12, le pidieron la licencia para matar. Les dijo que no llevaba, sólo pensaba echarse al plato a un conejo para el almuerzo, porque como trabaja en el campo no le dieron aguinaldo.
Le dijeron que lo se iban a llevar detenido para ponerlo a disposición del agente del MP de la federación, a efecto de resolver su caso.

Related posts