Historia íntima de una portada explosiva

Lo que inspira en el mundo el Hitler siglo XXI

Edel Rodríguez, autor de una polémica ilustración en ‘Der Spiegel’, llegó a EU de niño desde Cuba como refugiado a bordo de un barco durante el masivo éxodo del Mariel
En noviembre Der Spiegel ilustró su portada con un cartón de Rodríguez: La cabeza del candidato Trump se dirigía hacia la tierra a toda velocidad con la boca abierta, como un meteorito. En octubre Time puso a Trump (con dibujo de Rodríguez) “Fusión Total”: en el que su cabeza se derretía. En Facebook ha publicado dibujos mordaces. En uno, “Terrorismo doméstico”, Trump porta un lanzagranadas que en vez de cañón tiene la punta de una pluma como las que emplea para firmar órdenes ejecutivas. En otro aparece jurando el cargo con una capucha del Ku Klux Klan.
La portada del semanario alemán Der Spiegel con una caricatura de Trump levantando eufórico la cabeza de la Estatua de la Libertad decapitada, una controvertida forma de aludir a sus ideas nacionalistas y contrarias a la inmigración, tiene detrás la historia íntima de un refugiado cubano. El autor, Edel Rodríguez, de 45 años, llegó a los ocho a EU a bordo de un barco durante el éxodo del Mariel, en 1980, que llevó a 125.000 isleños al país vecino.
“Esta es una nación de inmigrantes. Es una idea muy importante para mí, y Trump quiere decapitar esa idea”, dice el ilustrador por teléfono desde Nueva York. Su provocativo dibujo, explica, traza un paralelismo satírico entre las decapitaciones del Estado Islámico y el “extremismo” del nuevo jefe de la Casa Blanca. Dice que el revuelo que ha causado la portada lo tiene “un poquito” en shock. “Me ha hecho pensar en que mucha gente no tiene la capacidad de entender imágenes como forma de comunicación. Este dibujo es un concepto. La Estatua no es una persona, es una estatua. No tiene sangre, está hecha de hierro. Es una idea, caballeros, entiendan el arte”, razona.
Der Spiegel ha recibido diversas críticas, desde quienes lo ven como una falta de respeto a las víctimas del Estado Islámico hasta los que argumentan que retroalimenta la dinámica de crispación que busca el propio Trump en su hábil hibridación de poder y espectáculo. El editor de la publicación, Klaus Brinkbäumer, ha defendido que el objetivo de la portada es “defender la democracia (…) en tiempos difíciles”.
Rodríguez cuenta que los comentarios más severos que ha recibido proceden de cubanos de Miami, donde vivió hasta que fue a estudiar a Nueva York. “Dicen que soy comunista y que me debería haber ahogado en el mar. ¡No hay nadie más anticomunista que yo! Por eso cuando veo a familias musulmanas divididas por las decisiones de Trump me afecta, porque me acuerdo de cuando era niño y era Fidel Castro quien dividía a los cubanos. En mi mente, eso era algo que se hacía en Cuba, no en EU. No puede pasar aquí. Estamos llegando a un punto en que se trata a musulmanes como si fueran nada”.

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