Una tradición que cada año se lleva a cabo el 2 de febrero por madrinas, que anteriormente arrullaron al Niño Dios el 24 de diciembre, por estas fechas salen a buscar puestos en los que venden ropones para vestir a los niños Dios con diferentes modelos, entre los que se incluye: zapatos, halo de cabeza (que es una tiara con adorno) y ropa interior y accesorios como biblias, rosarios, sillas, entre muchas otras cosas.
Con respecto a la venta de trajes, la señora Catalina, comerciante desde hace 6 años en el centro, comentó que lo que más buscan es el traje del niño de atocha y el ropón blanco. Asegura que eso es lo que más vende.
En su puesto visten a niños Dios del número 2, que es el más pequeño, hasta el más grande, que es el 45, y tiene vestidos finos de tela de organza y con bordados.
Su precio va desde los 140 para el más pequeño hasta los 340 pesos. Además cuentan con vestidos sencillos que son más económicos, su precio es de 120 pesos y para vestir a un niño grande el precio es de 220. Hay para todos los gustos y se adaptan al bolsillo de los compradores.
También manejan catálogos que la gente puede observar para escoger el mejor ropón para su Niño Dios, en el que tienen más de 250 modelos diferentes.
Su local, cuenta aproximadamente con 450 piezas y más de 40 modelos para vestir, de cualquier forma que se les ocurra a las madrinas.
Con un horario de 8:00 a 10:00 horas, Catalina atiende junto con Lourdes y Gael y, dependiendo la demanda de gente que tengan, muchas veces cierran hasta que el último cliente se va.
Finalmente, esperan que el gran día visiten su puesto, un lugar que por muchos años se ha dedicado a vestir y arreglar a los niños Dios.