ONU pide a Trump que elimine el veto migratorio

La orden ejecutiva firmada el viernes por Trump afecta a nacionales de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen. El veto estará en vigor durante 90 días y se lleva hasta 120 días para el caso de los refugiados, que en el caso de los sirios es indefinido. La medida provocó protestas por todo el mundo y está generando gran confusión, porque deja mucho margen a la interpretación

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, exigió ayer a la administración de Donald Trump que elimine el veto migratorio “lo antes posible” porque viola principios básicos y le recordó que, como cualquier país, EU tiene la obligación de gestionar sus fronteras de una manera “responsable”. Desde la ONU se reitera que los miembros del organismo no pueden discriminar a las personas por su origen o fe religiosa.

“Los países tienen el derecho, pero también la obligación, de gestionar las fronteras de una manera responsable para evitar la infiltración de terroristas”, declaró el exprimer ministro portugués, al tiempo que consideró que “cualquier forma de discriminación relacionada con la religión, etnia o nacionalidad es contraria a los principios fundamentales y valores de nuestras sociedades”.

TRUMP NOMBRA A NEIL GORSUCH PARA EL SUPREMO

Donald Trump eligió el martes a Neil Gorsuch, un juez con pedigrí conservador formado en Harvard y Oxford, para ocupar la plaza vacante del Tribunal Supremo, la más alta instancia judicial en EU.

En horario de máxima audiencia, Trump anunció una de las decisiones de más calado de su mandato recién iniciado. Gorsuch, de 49 años, será el miembro más joven del tribunal. El cargo es vitalicio. Se abre ahora una batalla con la oposición demócrata en el Senado para su confirmación.

El nuevo juez restituirá el equilibrio anterior entre progresistas y conservadores, roto tras la muerte del fallecido Antonin Scalia, el legendario juez conservador y apóstol de la doctrina originalista, que prescribe la lectura literal de la Constitución.

Gorsuch, juez federal de apelaciones en Denver, no era el más conservador de la terna de jueces cuyos nombres sonaron como candidatos. Era el más aceptable para los senadores centristas que finalmente decidirán si acaba obteniendo el cargo, el más homologable, quizá el menos trumpiano de todos.

Formado en universidades de élite, compañero de promoción del expresidente Barack Obama en la escuela de leyes de Harvard, Gorsuch trabajó al inicio de su carrera con los jueces del Tribunal Supremo Byron White, ya fallecido, y Anthony Kennedy. Su cercanía a Kennedy puede ser una de las claves del nombramiento. El juez Kennedy, aunque a veces se le adscribe a la derecha, es el swing vote, el voto de desempate entre el sector progresista y el conservador del Supremo.

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