Crisis de sobrepeso y obesidad en América Latina

Para frenar el aumento del sobrepeso y obesidad, los países de la región pueden recurrir a la valiosa experiencia que acumularon en su lucha contra el hambre

La obesidad y el sobrepeso han crecido a lo largo de América Latina y el Caribe como si se tratara de una epidemia, amenazando la salud, el bienestar y la seguridad alimentaria y nutricional de millones de personas.
Según la nueva publicación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional, cerca de 58% de los habitantes de la región vive con sobrepeso (360 millones de personas) mientras que la obesidad afecta a 140 millones de personas, 23% de la población regional.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Según la FAO y la OPS, un factor determinante ha sido el cambio en los patrones de alimentación de la región. El crecimiento económico de las últimas décadas, el aumento de la urbanización y los ingresos medios de las personas y la integración de la región en los mercados internacionales redujo el consumo de preparaciones tradicionales basadas en cereales, leguminosas, frutas y verduras frescos, y aumentó el consumo de productos ultra procesados, con alta cantidad de azúcares, sal y grasas.
Para frenar el aumento del sobrepeso y obesidad, los países de la región pueden recurrir a la valiosa experiencia que acumularon en su lucha contra el hambre. Según el Panorama de la FAO y la OPS, combatir tanto la subalimentación como la obesidad requiere una alimentación saludable que incluya alimentos frescos, sanos, nutritivos y producidos de manera sostenible. La clave para avanzar es promover sistemas alimentarios sostenibles que liguen agricultura, alimentación y nutrición y salud.
Estas medidas deben ser complementadas con políticas para fortalecer la agricultura familiar, implementar circuitos cortos de producción y comercialización de alimentos, y sistemas de compras públicas ligados a programas de alimentación escolar saludable y educación alimentaria. Se deben implementar medidas fiscales para desincentivar el consumo de comida chatarra y mejorar las advertencias nutricionales en la etiquetas.
Si bien hay variaciones importantes según subregiones y países, América Latina y el Caribe, considerada como un todo, cuenta con una disponibilidad de alimentos que supera con creces los requerimientos de toda su población, gracias a su gran desempeño agrícola. Sin embargo, en varios países, este proceso de desarrollo agrícola es actualmente insostenible, debido a las consecuencias que está teniendo en los ecosistemas de la región. La sostenibilidad de la oferta alimentaria y su diversidad futura se encuentran bajo amenaza a menos que cambiemos la forma en que hacemos las cosas.
La región debe hacer un uso más eficiente y sostenible de la tierra y de sus recursos naturales. Los países deben mejorar sus técnicas de producción, almacenamiento, transformación y procesamiento de los alimentos, y poner un freno a las pérdidas y desperdicios, ya que 127 millones de toneladas de alimentos acaban en la basura cada año en América Latina y el Caribe.
Para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y en especial el Objetivo 2/Hambre Cero, cuya meta es erradicar la subalimentación al año 2030, la región requiere actuar sobre las complejas interacciones entre seguridad alimentaria, sostenibilidad, agricultura, nutrición y salud, para construir una América Latina y el Caribe libre de hambre y malnutrición.
La erradicación del hambre y la malnutrición no es una tarea que se pueda dejar a la mano indiferente del mercado. Al contrario, los gobiernos deben ejercer su soberanía para elaborar políticas públicas específicas que ataquen tanto las condiciones que perpetúan el hambre, el sobrepeso y la obesidad, como sus consecuencias sobre la salud de adultos y niños. Sólo convirtiendo la lucha contra la malnutrición en una verdadera política de Estado se podrá poner un freno a la preocupante tendencia actual.

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