Influyentismo sinónimo de mediocridad

¿Qué es lo que tiene la investidura de servidor público que provoca que muchos de sus poseedores pierdan el piso?, ¡Nada, absolutamente nada!, pues es una actividad cuya finalidad es “SERVIR AL CIUDADANO”.

Entonces, no es la calidad de servidor público lo que ocasiona que la moralidad de algunos badulaques se vea relajada; más bien es su mediocridad y su apocada mentalidad lo que los hace sentir que son todopoderosos; sujetos menesterosos que jamás habían tenido la oportunidad de servir y por ello acaban por servirse del pueblo.

En últimos tiempos el concepto de “servidor público” se ha convertido en una sombra de nuestra época; No se les ve como aliados en busca de objetivos sociales; al funcionario balín se le ve como sinónimo de corrupción; un sujeto prepotente que en el momento de exigirle el cumplimiento de sus funciones, enseguida sale con el argumento de que es persecución política de los opositores al gobierno.

Servidores públicos que se hacen llamar “funcionarios” como para convencerse de que son poseedores de un poder que les otorga patente de corso; se sienten intocables por ese malinterpretado fuero constitucional, creado para que los Diputados y Senadores no sean reconvenidos por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos y no para escudar sus tropelías tras una cortina de impunidad; influyentismo y mediocridad es un caldo de cultivo que pone en peligro al ciudadano.

Ese peligro se hace patente en el momento en que la prepotencia de un fracasado “en ejercicio del poder” lo vuelca en todo su esplendor contra algún vendedor de cualquier cosa, quien cuyo único “delito” es tratar de ganarse unos devaluados pesos en la vía pública.

Ese peligro se manifiesta en el momento en que cuando en verdad se presenta una contingencia delincuencial, los policías parecería que tienen pies de plomo, porque, o llegan tarde o de plano no llegan; bien se dice que la policía está para cuidar el orden, porque cuando hay desorden ni se aparecen.

Influyentismo que se ha convertido, además de la delincuencia organizada, en un riesgo inminente para la sociedad. ¿Para donde debe voltear el ciudadano?, para un lado están las balas y para el otro está la prepotencia de funcionarios y de hijos de funcionarios.

Estamos fregados desde el momento en que los errores tratan de evadirse y los escasos huevos que pone la gallina hasta el burro los quiere cacaraquear.

Servidor público: el ciudadano te necesita como apoyo y no como un lastre que cuesta mucho al erario público, reflexiona y actúa a favor de los que pagan tu salario.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

MIGUEL ROSALES PÉREZ

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