Fue el día de su cumpleaños cuando lo acusaron de asesinato

Tizayuca

Hace dos años, un joven de 18 años estuvo en el lugar y la hora equivocada
La necropsia al individuo asesinado arrojó que había sufrido un cruel asesinato; le cortaron sus partes sexuales y la lengua. Partes que nunca fueron encontradas.

Dieciocho años… La mayoría de edad. Algo que muchos esperan con ansiedad. Tener 18 y ya hacer las cosas que por ser menores no se pueden hacer. Tal fue el caso de Omar, un chico soñador y aventurero. Esperaba cumplir sus 18 años para celebrar en grande su mayoría de edad. Vivía en una casa modesta junto a su hermana y su mamá.
Siempre dijo que cuando llegara ese día, celebraría en grande con los amigos y, también por qué no, tomarse unas copas con ellos.
Todo cambiaría y podría disfrutar de permisos y cosas que anhelaba hacer.
Ese día fue el 5 de agosto. En su cumpleaños, lo primero que hizo fue contactar a sus amistades para que lo acompañaran a un lugar de diversión. Le dijo a su mamá que iría a bailar. Que ya no podía esperar.
En la discoteca entre el baile y las bebidas Omar la pasó muy bien. Todos bebieron un poco más de lo normal. Ya entrada la madrugada decidieron retirarse a sus casas.
Omar se quedó. El reloj ya marcaba las 3:00 de la madrugada, pero continuaba bailando y tomando hasta que el establecimiento, comenzó a bajar la música y a prender las luces para que se terminaran de ir los trasnochadores que aún quedaban.
Ya muy enfiestado Omar decidió irse caminando porque pensó que así se le bajaría el alcohol. Su casa quedaba como a veinte minutos.
Las calles estaban oscuras, silenciosas. El frío era cada vez más penetrante. En el camino a su casa debía de pasar por un parque. A punto de llegar a éste, vislumbró un bulto tirado en el piso. Sin embargo, al tenerlo cerca se percató que no era un bulto sino un hombre, pensó que tal vez ese hombre también estaba borracho. Supuso que tal vez se quedó dormido, pero por el frío que hacía podía enfermarse gravemente, por lo que decidió despertarlo para que también se fuera a su casa.
Comenzó a mover el cuerpo con su pie, intentando despertarlo. Al ver que no respondía, se inclinó para ver si dormía o estaba desmayado. Para su mala suerte apareció una patrulla. Los policías observaron la escena y lo increparon:
¿Qué haces aquí?
Nada, contestó Omar.
Los policías notaron pronto que Omar estaba alcoholizado. Le dijeron que esperara.
Los policías movieron al señor pero éste seguía sin responder. Decidieron llamar una ambulancia para auxiliarlo. Cuando llegaron los paramédicos señalaron que el señor ya no tenía signos vitales. Que su vestimenta estaba ensangrentada, estaba muerto.
Los policías se llevaron a Omar a la Agencia del Ministerio Público para tomar su declaración ya que en la revisión los policías notaron que los tenis de Omar tenían sangre, manchados cuando movió el cuerpo en medio de la oscuridad.
El cadáver fue recogido por el Servicio Médico Forense (Semefo) y detuvieron a Omar como sospechoso.
Omar, esa noche de su cumpleaños no regresó a su casa.
Al día siguiente su madre, preocupada, comenzó a buscarlo hasta que lo encontró. Estaba detenido, acusado de asesinato.
Su madre luchó porque no lo encerraran. Sin embargo, Omar fue declarado culpable.
Ello, a pesar de que la necropsia al individuo asesinado arrojó que había sufrido un cruel asesinato; le cortaron sus partes sexuales y la lengua. Partes que nunca fueron encontradas.
Omar estuvo en el lugar y la hora equivocada. Sigue recluido en la cárcel de Tizayuca.
Hoy Omar ya tiene 20 años. Su familia ha hecho todo lo que ha estado en sus manos para sacarlo… sin éxito alguno.
La mamá de Omar está enferma de diabetes y no deja de pensar en su hijo. Ruega a Dios por él. Repite a quien quiera escucharla que su hijo Omar no es un asesino.
Ha gastado una fortuna en abogados, algunos de los cuales la han estafado.
Aún así, promete seguir luchando hasta ver a su hijo en libertad.

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