ADOLESCENTES VIOLENTOS

A los pocos días de iniciado el mandato del Presidente Felipe Calderón en el año 2006, con pompa y poderío declaró la GUERRA contra los narcotraficantes, inaugurando una etapa de dolor entre los mexicanos llamada: Violencia.

Hemos aprendido a vivir con ella, a escuchar cada mañana noticias de muertes, masacres, hallazgos de fosas clandestinas y cientos de desaparecidos; sentimos que la violencia que reduce el valor de la vida a nada, se escurre cada vez más cerca de nuestras casas provocando un actitud indiferente. -¡total a mí no me pasa nada.¡

Miércoles 18 de enero 2017
 7.19 de la mañana.
Ciudad de Monterrey
Colegio Americano del Noreste

Un adolescente de 15 años sentado en su pupitre espera con cautela el momento preciso, observa a cada uno de sus 20 compañeros de clase, su mirada luce vacía como un autómata, saca una pistola, y tal como lo había imaginado dispara primero a sus compañeros cercanos, es en la cabeza donde apunta y acierta, y después es la maestra su víctima planeada. Todo se ha consumado, solo falta el tiro en su cara, sucede y muy suavemente se va, se marcha.

Bien podríamos decir que se trata de un evento más de violencia,-hay tantos en nuestra tierra- que no debería provocarnos nada, y sin embargo nuestro sentir es otro, un vacío inunda, nos sentimos tristes, porque la violencia había golpeado nuestro cuerpo, pero ahora lastimó nuestro corazón.

VOCACIÓN DE SER PADRES
Imaginamos que el ser padres es un “deber ser” que tod@s debemos vivir en algún momentos de nuestra existencia, ¡para que tengas quien te de un vaso con agua para cuando estés vieja y sol@¡ suele ser la recomendación al hijo maduro.
El ser padre debe ser una respuesta a una vocación, a ese sentimiento que te llama, que te hace encaminar tu vida a un compromiso TOTAL, y no solo a la imagen socarrona de los padres cargando un bebé porque parece que así da un aire de excelencia. Son muchos los niños que andan buscando a un padre que los atienda, que los escuche y que no sean solo de imagen o de fiestas.
El reconocer la inexistencia de vocación de ser padres no es un defecto o una enfermedad, es la actitud más generosa para la vida, porque habla del amor, y él o ella seguirán sus vidas siendo eficientes para el mundo y no padres mediocres o ausentes.
Los hijos no son inversiones para el futuro, son proyectos de amor que elegimos para formarlos y hacerlos seres humanos felices y de provecho. Nuestros retos con ellos son: criarlos, formarlos, acompañarlos y SOLTARLOS.

LAS COMUNICACIONES MODERNAS Y LA SOLEDAD.
Es fabuloso el mundo cibernético del siglo XXI, al instante compartimos y nos hacemos presentes, nos fascina que una imagen o una frase que surja de nuestro ingenio, sea calificada y aprobada con un like en forma inmediata; el adolescente que vive en una inmensa soledad se acompaña con aprobaciones a distancia de cada hecho de su vida; el adolescente no puede imaginar su vida sin un celular en su mano, y sin las redes del espacio que existen y se pierden.
Muchos padres caminan como sambíes a un lado de sus hijos sin conocer sus mundos, sin escuchar sus voces. Lo que vimos en Monterrey es un aviso que se yergue solemne y retador, los adolescentes viven al ritmo de la información que fluye sin obstáculos, mucha enalteciendo la violencia, el aislamiento y la tristeza.
No son tablets modernas –como dice el Secretario de Educación Aurelio Nuño- la solución a una población abandonada, sin sentido de vida, no es la magia de las comunicaciones la respuesta final, es el compromiso de padres, es su presencia amorosa. Es necesario que volvamos a platicar con nuestros hijos, que demos prioridad al diálogo cara a cara, y que los teléfonos celulares empiecen a tener reposos, total no hace daño dejar de ver el aparato.
Hoy podemos empezar, porque cuando la violencia toca las puertas de los adolescentes es porque los espacios ya están minados de bombas que más temprano que tarde estallarán. Urge una REAL educación de la sexualidad que se perfile en esa tarea tan olvidada de enseñar a nuestros niños acerca de las diferencias como un hecho real y vivo; del respeto y de la generosidad.
Nuestros adolescentes con este hecho del norte, nos están pidiendo a gritos que los escuchemos que los acompañemos porque están SOLOS muy solos.

Related posts