En su Aniversario Luctuoso Carta Abierta de Zapata a Carranza

“El Fusil” 

Emiliano Zapata fue asesinado un domingo 10 de abril de 1919. De su lucha libertaria se conoce una carta abierta que le manda al Presidente Carranza cuyo texto completo lo encontramos en el libro “Emiliano Zapata, Su vida y su obra”.- Editorial Libros de México, 1963 de Alfonso Reyes H., aquí parte de ella:

 

 

Carta abierta de Zapata a Carranza.

“Como ciudadano que soy, como hombre poseedor del derecho de pensar y hablar alto, como campesino conocedor de las necesidades del pueblo humilde al que pertenezco, como revolucionario y caudillo de grandes multitudes, que en tal virtud y por eso mismo he tenido oportunidad de reconocer las reconditeces del alma nacional y he aprendido a escudriñar en sus intimidades y conocer de sus amarguras y de sus esperanzas; con el derecho que me da mi rebeldía de nueve años siempre encabezando huestes formadas por indígenas y por campesinos, voy a dirigirme a usted, C. Carranza, por vez primera y última.

 

No hablo al Presidente de la República, a quien no conozco, ni al político, del que desconfío; hablo al mexicano, al hombre de sentimiento y de razón, a quien creo imposible no conmuevan alguna vez (aunque sea un instante) las angustias de las madres, los sufrimientos de los huérfanos, las inquietudes y las congojas de la Patria.

 

Voy a decir verdades amargas; pero nada expresaré a usted que no sea cierto, justo y honradamente dicho;

En el terreno económico y hacendario la gestión no puede haber sido más funesta. Bancos saqueados; imposiciones de papel moneda, una, dos o tres veces, para luego desconocer, con mengua de la República los billetes emitidos; el comercio desorganizado por estas fluctuaciones monetarias; la industria y las empresas de todo género, agonizando bajo el peso de contribuciones exorbitantes, casi confiscatorias; la agricultura y la minería pereciendo por falta de garantías y de seguridad en las comunicaciones; la gente humilde y trabajadora, reducida a la miseria, al hambre, a las privaciones de toda especie, por la paralización del trabajo, por la carestía de los víveres, por la insoportable elevación del costo de la vida.

                                                                          

Usted gobierna saliéndose de los límites fijados al Ejecutivo por la Constitución: usted no necesita de presupuestos aprobados por las Cámaras; usted establece y deroga impuestos y aranceles; usted usa de facultades discrecionales en Guerra, en Hacienda y en Gobernación; usted da consignas, impone gobernadores y diputados, se niega a informar a las Cámaras; protege al pretorianismo y ha instaurado en el país, desde el comienzo de la era «constitucional» hasta la fecha, una mezcla híbrida de gobierno militar y de gobierno civil, que de civil no tiene más que el nombre…”.

 

“…Nadie cree ya en usted, ni en sus dotes de pacificador ni en sus tamaños como político y como gobernante.

 

Es tiempo de retirarse, es tiempo de dejar el puesto a hombres más hábiles y más honrados. Sería un crimen prolongar esta situación de innegable bancarrota moral, económica y’ política.

 

La permanencia de usted en el poder es un obstáculo para hacer obra de unión y de reconstrucción. Por la intransigencia y los errores de usted, se han visto imposibilitados de colaborar en su gobierno, hombres progresistas y de buena fe que hubieran podido ser útiles a México.

 

Y para allanar esa obra que de todas maneras habrá de realizarse, sólo hace falta que usted cumpla con un deber de patriota y de hombre, retirándose de lo que usted ha llamado  Primera Magistratura, en la que ha sido usted tan nocivo, tan perjudicial, tan funesto para la República”.                                        Emiliano Zapata.

 

En seguida el Parte oficial de la muerte de Zapata, rendido por el Secretario Particular del General, Salvador Reyes Avilés: Campamento militar “Los Sauces”, 10 de abril de 1919.- “…cuando al día siguiente llegó el general Zapata a la Hacienda de Chinameca, el coronel Guajardo acudió a recibirlo conduciéndolo al interior de la casa, donde iniciaron sus “conversaciones sobre los planes militares a seguir”.

 

“Todavía departimos cerca de media hora y después de reiteradas invitaciones, el jefe accedió; «Vamos a ver al coronel, que vengan nada más diez hombres conmigo», ordenó. Y montando su caballo, un alazán que le obsequiara Guajardo el día anterior se dirigió a la puerta de la hacienda lo seguimos diez, tal como él ordenara, quedando el resto de la gente, muy confiada, sombreándose debajo de los árboles y con las carabinas enfundadas. La guardia parecía preparada a hacerle los honores.

 

 El clarín tocó tres veces llamada de honor y al apagarse la última nota, al llegar el general en jefe al dintel de la puerta, de la manera más alevosa, más cobarde, más villana a quemarropa, sin dar tiempo para empuñar ni las pistolas, los soldados que presentaban armas, descargaron dos veces sus fusiles, y nuestro general Zapata cayó para no levantarse más. Su fiel asistente, Agustín Cortés, moría al mismo tiempo”.

 

 

 

 

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