CAYÓ A SU VIEJA EN LA MOVIDA
Al ver que le andaban haciendo de chivo los tamales, sintió que se le cayeron las bolas. Lloró como lo hace un hombre con lágrimas vivas y no de cocodrilo. Hasta aquí llegaron las ilusiones. Para él se terminó el mundo. Se cayó dos veces porque se tropezó con la moral que tenía en el suelo.
Entró a su casa como zombi, quitó el lazo del tendero, le hizo su clásico nudo con una gasa, metió su pescuezo y se dejó caer desde lo alto, llevándose el corazón destrozado por lo que había mirado.
Algunos de sus familiares lo vieron que estaba como piñata, lo bajaron y todavía tenía signos vitales, por eso, sin pérdida de tiempo, se movilizaron y llamaron al número de emergencias.
En la carretera de Camelia, en un callejón que va a la presa del Tulipán se encuentra el barrio de la Nueva Estrella, donde se desplazaron los uniformados y una ambulancia de la Cruz Roja.
Se sabe que a las 7 horas encontraron en el patio de su casa, como es particular, a un hombre tirado pero nadie les decía qué pasaba. Tenía todas las evidencias de un suicidio.
En esos momentos se juntaron muchos curiosos que entraron a la casa y ya no cabían los uniformados. Después de que echaron a la gente para atrás y lograron entrar los gendarmes, se enteraron que el hombre se había suicidado.
Llamaron a las autoridades competentes. El ahorcado fue identificado como José Antonio, tenía 50 años, y explicaron que se ahorcó porque descubrió que su vieja le era infiel.
Llegó el MP con su carpeta investigadora y anotó la muerte de un desconocido porque no le informaron bien sus achichincles cómo se llamaba y por qué se había suicidado.
Fue trasladado al Semefo para que le hicieran la necropsia de ley. A la mujer no le vieron la cola porque ni siquiera se presentó.
LLEGÓ BORRACHO EL BORRACHO
Va a ser difícil que se acabe la violencia familiar, principalmente en los barrios altos de Pachuca.
Agustín Santiago se puso a chupar como gente grande. Se le cerraron los ojos, abría el hocico y agarrándose de la pared, llegó a su casa pero ya no pudo entrar. Se le doblaron las patas y dio el mulazo.
Se quedó tirado y enroscado como perro en la acera, todo orinado. Su vieja se asomó por la ventana porque no aparecía. Al verlo que estaba temblando, salió a levantarlo.
Por querer ayudarlo lo jaló y al dar el paso con el peso le ganó y se cayeron los dos, ella encima de él, sonando su cabeza en el suelo como bote viejo. Con trabajos se levantó y se le fue a golpes. Le dio una madriza a su vieja que la mandó al hospital acusándola de que ella lo tumbó y se descalabró. Se lo llevaron al bote.
La señora Carolina, de 40 años, domiciliada en la calle Simón Bolívar, dijo al Ministerio Público que el domingo su viejo borracho le platicó que iba a ver a su compadre “El Chirimías” que le debía una lana, que se arreglara y que pusiera bonitos a los niños. Regresaba en una hora para ir a dar la vuelta en el Centro Histórico de Pachuca.
La señora le creyó porque se lo dijo en su juicio, pero se quedó como novia de pueblo, vestida y alborotada, porque su media naranja no regresó.
Lo esperó toda la tarde. A la medianoche, como no llegaba, se asomó y lo vio echado en la acera como perro. Estaba hasta las manitas. A la señora le dio lástima y lo fue a levantar pero al tratar de cargarlo, le pasó lo que al zancudo, una pata se le dobló y la otra se le hizo nudo, y se cayeron.
Ella de buena gente, pidió ayuda a sus vecinos y lo metieron cargando, acostándolo en un sillón. Esperó a que se le bajara la peda. Le reclamó el por qué la dejó plantada.
Agustín, que no entendía razones, se calentó, se quitó el cinturón y con la hebilla le pegó en las nalgas. Sus hijos entraron llorando pero los calmó a cocos.
Siguió dándole duro a su vieja. La tiró en el suelo, la jaló de las greñas, la arrastró toda la pieza, mentándole la madre.
Uno de sus hijos llamó al 066. Los policías entraron a la casa con escudos de antimotines porque estaba como loco, aventando madrazos y quebrando las cosas.
Al verlos se les puso en guardia. Le dio un campanazo a un comandante, que le voló la gorra, y entre los que iban le echaron bolita, tirándolo al suelo, y todavía se defendía como gato boca arriba.
Le dieron de macanazos en la choya, lo agarraron de manos y patas y lo aventaron a la camioneta.
Dijo la agraviada fémina a las autoridades que ya no quiere vivir con él, que lo va a mandar a la goma. Y como castigo, lo tengan encerrado un tiempo para que se le quite lo borracho.
Como a su padre lo mató el pulque, busca venganza. Cada vaso de neutle que ve le da en la madre, tomándoselo.
HAMPÓN ESPANTÓ A JUBILADO
Rodolfo, de 73 años, apenas puede con su alma. Vive en la colonia Periodistas. Sufrió un gran susto que le ganó en los calzones.
Dijo al Ministerio Público que todos los días camina por las mañanas para hacer ejercicio, pues ya le rechinan las rodillas.
El sábado pasado salió como a las 7 de la mañana, moviendo los brazos y la patas como títere, por la avenida Revolución.
De pronto se le emparejó un coche Nissan Tsuru con placas HKA-1388. Lo conducía un tipo como de 30 años, y se veía que iba bien borracho.
Le ordenó que no se moviera, y le apuntaba con una pistola. Don Rodolfo sintió que se le paró el corazón cuando le dijo que le debía 400 mil pesos y quería que se los pagara ahí mismo o lo desmadraba. Le iba a rellenar el cuerpo de plomo, dándole el tiro de gracia.
El septuagenario le respondió que se había equivocado de persona, que él no le debía nada a nadie y además, esa cantidad sólo la había visto en la revista del Tío Rico del Pato Donald.
Se bajó del coche el ebrio, agarrándolo del pescuezo y le advirtió que se anduviera con cuidado porque él era jefe de la Gendarmería y le enseñó una placa y su credencial.
Lo jaló y a estar cara con cara, le volvió a decir que si no le pagaba se lo iba a llevar al bote por droguero. Le aventó un golpe. El afectado se echó para atrás, cayéndose, dando una maroma al revés, que se pegó en la cabeza.
El chofer le dio un puntapié en las nalgas. Le advirtió que le daba una semana para que le pagara y si no, lo iba a matar.
Se subió en el coche y se fue. Una vecina le ayudó a levantarse y le dijo que ese güey está loco, que sí es policía de la ministerial y se pone así cada que anda alcoholizado.
Le dio un papel donde anotó las placas y le aconsejó que fuera a interponer su formal denuncia penal en la agencia del MP.
El viejito se lo agradeció y le dijo que mejor iba a hacer sus ejercicios en el patio de su casa.
EL VENGADOR ANÓNIMO
Los choferes del servicio público, principalmente los microbuseros, manejan como ellos quieren. Al pasaje lo hacen sufrir, cuando piden la parada los dejan cuadras adelante. Siempre se andan peleando por ganarse el pasaje o por las viejas que llevan sentadas a su lado como chango.
Esta vez a Juan Méndez, de la ruta Centro-Téllez, se le apareció el diablo sin calzones en plena Plaza Juárez.
Un hombre como de 50 años, se subió a su carcacha y delante de todos los usuarios le rajó la madre. Le pegó con el puño cerrado en la cabeza, en las costillas, le quitó las manos con que se cubría la cara, y le rompió el hocico.
Lo levantó de las greñas, le jaló la bolsa del pantalón hasta que se la arrancó, y le sacó una bolsa de plástico donde llevaba 6 mil 800 pesos que era la cuenta de varios días. Amenazó con matarlo para la otra que lo encontrara, y le dio de pilón, una bofetada.
Durante todo ese tiempo que duró golpeándolo, estaba la circulación parada. Se hizo mucho escándalo de claxon para que avanzaran. Nunca llegó una patrulla ni se apareció un agente de tránsito en el semáforo de la Plaza Juárez y Guerrero.
Juan Méndez siguió su ruta y adolorido, preocupado, triste, buscó a su patrón, Joaquín Gutiérrez, pero el viejo andaba de chupe y no lo encontró.
Mejor, decidió ir a querellarse ante el Ministerio Público, en contra de un tal Carlos que ya lo agarró de barco. Cada que se le antoja, le saca la bronca y lo roba porque sabe que él no es de pleito.
ATRAPAN A UN CONDENADO CON DROGA
Félix Camacho, de 20 años, cayó en manos de la ley por los delitos de portación de arma de fuego y posesión de marihuana.
Lo apañaron cuando caminaba por la carretera de terracería Boca de León-Agua Tapada, los granaderos de Fuerza de Tarea, que no le tienen miedo ni a su vieja, a la medianoche.
Iba a Xochitipa, municipio de Tlahuilpepa y le pararon el alto. Al revisarlo porque caminaba muy sospechoso, le encontraron la pistola calibre .22, con 7 cartuchos útiles, y una bolsita de hierba de la buena, una cartera vacía y un celular. Fue puesto a disposición del MP Federal.
REGIDORA ATROPELLÓ MUJER
La regidora del municipio de Almoloya, que se llama María, fue llevada al bote la noche del lunes, luego de que atropelló a una mujer pasándole la camioneta en la pierna, que al operarla tuvieron que cortársela.
Fue como a las 8 media de la noche, en la avenida principal del pueblo, cuando sonó como claxon Guadalupe Torres Garduño, de 34 años, apachurrarla por el automóvil Topaz negro, con placas de circulación PLL-8541.
Uno de los testigos dijo que la regidora viajaba a gran velocidad, perdió el control y se subió a la acera presionando a la víctima contra la pared.
Llegó la brigada de auxilio. Entre gritos y chillidos de dolor, fue trasladada al Hospital Regional del Altiplano, con su pierna despegada de su cuerpo.
Los gendarmes agarraron a la conductora y como se les puso roñosa, le tuvieron que dar unos macanazos pero al ver que era la regidora, le pidieron disculpas. Pero palo dado ni Dios lo quita, y la llevaron al Ministerio Público de Apan donde quedó encerrada por los delitos de abuso de puesto en gobierno, por abuso de autoridad y daños a terceros.
Además tenía que liquidar los gastos médicos de la víctima y como le cortaron una pierna, se la tenía que pagar.
gatoseco98@yahoo.com.mx