Christine Lagarde, culpable de negligencia

“Caso Tapie”; la sentencia, que no incluye condena penal, pone en peligro su cargo al frente del Fondo Monetario Internacional

Según los hechos, Christine Lagarde actuó negligentemente en uno de los escándalos políticos de la época del presidente Nicolas Sarkozy. Lagarde dio luz verde a un arbitraje privado para resolver el contencioso que enfrentaba al Crédit Lyonnais, entonces entidad pública, con Bernard Tapie, que había apoyado la campaña de su amigo Sarkozy. Ese arbitraje que ahora fue investigado por presunta estafa, adjudicó al empresario 403 millones de euros
La pelota está en el tejado del Fondo Monetario Internacional. La justicia francesa consideró ayer culpable de negligencia en un caso de desvío de dinero público a su directora gerente, Christine Lagarde. La libera, sin embargo, de pena alguna e incluso de que la condena figure en su historia penal, dada su estatura política internacional y que los hechos que la incriminan ocurrieron en plena crisis mundial, cuando era súper ministra de Economía, Finanzas, Industria y Empleo en el Gobierno de Nicolás Sarkozy. Con su negligencia permitió una adjudicación millonaria para Bernard Tapie, un amigo de éste.
El mandato de Lagarde expira este verano. Gerry Rice, director de comunicación del Fondo dijo en Washington, donde estaba la propia Lagarde, que el directorio ejecutivo se reunirá próximamente para “analizar los acontecimientos más recientes”.
El Ministerio de Economía francés, publicó ayer un comunicado, expresando su “total confianza” hacia Lagarde para ejercer sus responsabilidades al frente del FMI. Los socialistas, entonces en la oposición, fueron los que denunciaron el caso que salpica ahora a Lagarde ante la justicia francesa.
Que la Corte de Justicia de la República haya condenado a Lagarde fue una gran sorpresa. En este tribunal especial solo para aforados participan parlamentarios. Políticos juzgando a políticos en el ejercicio de sus funciones. Sus condenas suelen ser tibias y el fiscal había pedido la absolución.
La presidenta de la CJR, la magistrada Martine Ract Madoux, leyó la sentencia a las tres de la tarde ante una gran expectación y un cierto relajo por parte de los abogados de Lagarde. Han sido apenas doce minutos de lectura en presencia del tribunal al completo (doce parlamentarios y tres jueces) antes de dar por terminada la sesión. La brillante carrera política de Lagarde queda, a pesar del raro veredicto, en suspenso.

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