EL PILÓN
Leopoldo Hernández Martínez, mejor conocido en el bajo mundo como “El Pilón” era un chavo de 18 años, trabajaba en la Hacienda de Loreto, vivía en una vecindad, en la calle de Bravo, en el barrio de “La palma” llevaba dos años de novio, con “La Nena”, la hija del “Guajolote, un minero de la mina de San Juan, la chamaca estaba re buena, usaba unas falditas, cortas que cuando se agachaba, se le veían las muelas.
La relación entre la familia del “Pilón” y La del “Guajolote” eran muy buenas, porque vivían en el mismo barrió. Ya le habían dado permiso de andar con ella, y como novio oficial ya entraba a su casa, y los enamorados, salían a divertirse “El Guajolote” andaba muy abusado, con un ojo al gato y el otro al garabato, para que El pilón” no se fuera a comer la torta, antes del recreo.
Un día don Chucho, y doña Carmela, los papás del “Pilón” fueron a la casa del Guajolote, con el fin de pedir la mano de “La Nena” y fijar la fecha de la boda. Don Chucho era corto de palabras, pero se entendía a toda madre con “El Guajolote” porque a los dos les guastaba de madres empinar el codo.
Entre cruzada y cruzada, se pasaron la tarde muy contentos, y don chucho le dijo:
– Tu, mejor que nadie conoces a mi hijo, que no toma ni fuma, ni toma, no es faltista en su trabajo, no tiene amigos, y de su trabajo a la casa.
“El guajolote” le contestó:
Lo conozco muy bien, y ya que ustedes vienen a pedir la mano de mi hija, que sea pronto, porque como están las cosas de los jóvenes, en un descuido le vaya a dar para sus tunas, y lo que sea de cada quien soy de buena familia decente, y quiero que mi hija salga de esta casa vestida de blanco, a las otras dos me descuide, y me ganaron, que les parece si dentro de un mes, mes, yo no he perdido a una hija, si no, que he ganado a un hijo. Además quiero que también ustedes, sepan que mi hija, es muy decente, muy seria, le he dado buena educación, ya ven a las jovencitas de ahora, donde uno pone el ojo, otro cabrón, ya puso otra cosa.
El pinche “Guajolote” hubiera querido que se casaran ese mismo día, porque una boca menos, para el era ganancia, y le preguntó al “Pilón”
¿Ya tienen donde vivir?
Claro que si señor, rente un cuarto en la vecindad del señor Molina, y compre unos muebles a su gusto de su hija, ya tengo lo de la boda, y unos ahorros por si nos agarre el noviciado.
“El pilón” había trabajado horas extras, y se iba hacer cargo de toda la fiesta, no que en la actualidad la novias, tienen padrino, de todo, hasta de calzones. “El Guajolote, era muy echador, y al escuchar a don Chucho, que les ofreció a los novios, lo que les hiciera falta no se quiso quedarse atrás, y dijo:
A mi me gustaría pagarles el viaje de luna de miel a la Unión Americana, que conozcan otro país al mas poderoso, pensaba darles como regalo de bodas un mes en Nueva York, pero a lo mejor, tienen problemas, porque no saben hablar ingles.
Su señora le dio un pellizco y le dijo en la oreja.
¡Cállate pinche chismoso¡ quisieras para tragar.
Cerca de la media noche, la familia del “Pilón se despidió, con el compromiso, a cuestas de que en 30 días, se casarían por la iglesia. Ese era el deseo del “Guajolote” que su hija saliera de blanco, pues todas sus demás hijas le habían fallado y salieron panzonas.
Por su parte “El Pilón” era el hombre más feliz del mundo, pues en unos cuantos días ya iba a tener vieja, y no se le quitaba la idea de tener muchos niños, pero este güey, no sabía que hacerlos es fácil, lo cabrón esta para mantenerlos. La noticia se corrió de boca en boca, todos los del barrio, y su trabajo se enteraron y ya tenían muchos invitados, en el trabajo, le dijo su maestro “El Charro” un pinche naco de Pachuquilla.
¡Así que te vas a casar “piloncito” me caí de madre, que no sabes en lo que te metes ¡ las mujeres son como las chamarras de cuero, muy bonitas, y muy caras, luego se hacen feas, y duran un chingo. Ahorita ves a tu novia y le dices. Que cara tan mona, al rato vas a decir que mono tan caro. Pero allá tu pendejo, si te casas, Yo cuando conocí a mi vieja, la vi tan bonita, que ya me andaba por casarme, pero a los pocos días, parecía changa la cabrona, no se peinaba y me exigía el gasto y luego los pinches escuincles, cagones, y chillones, que no me dejaban dormir, que se enfermaban, de una cosa de otra, me cay que me daban ganas de apretarles el pescuezo.
“El pilón” no le hizo caso, por el contrario sin que se diera cuenta le mentó la madre, a el que le importaba. Los días pasaron muy rápido y llegó lo esperado, los vecinos y vecinas le ayudaron arreglar, la vecindad, barriéndola, poniendo cadenas de papel de china, por primera vez en muchos años, lavaron los escusados, y estaban listos para ir a la gorra.
El Pilón se caso en la iglesia de la Asunción, hizo una fiesta de pelos, su jefa se lucio con un mole, “El Guajolote” le ayudo con el pulque las cervezas, y el vino, y todos los invitados, salieron muy contentos, de momento pararon la fiesta, porque ellos salían de luna de miel, a la Perla Tapatía, a Guadalajara, y la fiesta siguió, hasta que amaneció, y los padres de los novios, echaron la casa por la ventana, y todo los amigos regresaron al recalentado, total que la fiesta duro tres días consecutivos.
Una semana después, regresaron, el “Pilón” llego amarillo, pero mas feliz, que un rabo de perro, al poco tiempo se dio cuenta, que el matrimonio es una guerra donde uno duerme con el enemigo, “La Nena” le resultó una caja de pandora. Y le dijo:
Desde hoy en adelante, vas a lavar tu ropa, porque la traes muy sucia, parece que te vas a revolcar en el lodo, y acostúmbrate, que todo el sobre que cobres, antes de abrirlo me lo entregas, para que este segura de cuanto te pagan, porque los hombres son muy mañosos, le dan a su mujer, lo que quieren y les salen con la mamada, que les descontaron, un día, o se gastan el dinero, con otra vieja, pero conmigo te la vas a pelar, aquí vas a marchar como soldado.
“El pilón” adoraba a su Nena, la quería mucho como desde el momento en que la conoció, le hacía caso, la obedecía en todo, y se ponía a lavar sin importarle la crítica de los vecinos. Sudaba la gota gorda y cuando iba a terminar llegaba “La nena”
Te traje de una vez la mía, para que no te enfríes, y cuando termines vas por el pan, voy a la casa de la vecina, a que me cuente como va la telenovela, porque no me has comprado la televisión que me gusta. ¡Ahorita Vengo! Tiendes la ropa que le da el sol y cuando este seca, la metes, para que no se la vuelen.
Para “El pilón” su vida se le iba convirtiendo en un mundo de perros, ladridos por todas partes, porque luego llegaba su suegra y lo regañaba porque estaba mal tendida la cama, o no había trapeado bien el piso. Llegaba bien madreado de trabajar y cuando quería echar su coyotito, su vieja le decía.
Dale una barridita a la casa, va a venir mi mamá, y no quiero que la encuentre sucia, y tirada, levantas la ropa, apúrate hacer la sopa, y vas por las tortillas cuando la veas entrar porque a ella le gusta comérselas calientitas.
“El pilón” era obediente en parte, porque la quería, y para que no se dieran cuenta sus papás, que su vieja le resultó huevona, y fodonga. Una vez que “El pilón” llegó de malas, del trabajo y le dijo su vieja.
Barres la casa, porque invite a mi vecina a tomar un café.
Por primera vez, le rezongo, y por los consejos, que le daba su maestro, que el conocía a las viejas mañosas, para eso era un viejo lobo de mar.
¡Bárrela tú, yo no soy tu gato¡
¿Qué me dijiste pendejo?
Que ahorita lo hago en un rato, no te enojes mi amor.
“El pilón” comenzó a darse cuenta, que el matrimonio es un infierno donde el diablo es su propia vieja. Un día en su trabajo estaba muy pensativo, mirando para un solo lado, tenia el hocico abierto y se le caía la baba, llegó su maestro y le pegó en la cabeza.
¡Despierta, cabrón¡
¡Ayy¡no chingue, me espanto y se me fue la leche.
No me jales.
De las patas.
Vámonos. ¿qué paso, ya se te quito lo feliz?
Casi a punto de llorar “El pilón” le contó su maestro, con todo detalle, lo que le pasaba en su casa con su vieja. Que su vieja lo traía pero que a la Cenicienta.
Y lo regaño.
Yo te lo dije cabrón, que te ibas a convertir en Suepermandilon, se me hace que dejas los calzones oxidados. ¡Échale un calambrito a tu vieja, para que sepa, que tu no eres Superman dilón, a la salida vamos a chupar en la cantina del “Bigotes” y luego nos vamos al “Sabor de la Noche”, allá vas a encontrar muchas viejas, a toda madre, lo que te falto fue divertirte. Te voy a presentar algunas para que bailes con ellas de cartón d e cerveza. Te voy a invitar una cubas, para que se te quite lo pendejo, y si tu vieja te quiere gritar, dale un buen madrazo en el hocico.
A la salida “El pilón” y otros compañeros, se fueron donde les dijo su pinche maestro sonsacador, estaba muy contento, y le dijo su maestro.
Ahora que llegues a tu casa, tu vieja te va a recibir con una sonrisa, como la de las Papas Sabritas. Yo se porque te lo digo. Se la paso de pelos, era el muchacho alegre, se olvido de su mujer, y le entro a la cubas.
A la media noche, llegó a su casa, y al pobre, se le apreció el diablo encuerado, su vieja lo esperaba en la puerta muy enojada. Estaba que se la llevaba toda la chingada. Al abrir la puerta le dio un palo en la cabeza y le pregunto.
¿Dónde fuiste cabrón?
Me fui con unos amigos, y mi maestro del trabajo a echarnos unas copas.
Como respuesta recibió una cachetada, que lo tumbo cayendo al suelo parando las patas, y le dijo.
De hoy en adelante, me vuelves a llegar tarde y tomado, a ti a tus amigos, y a tu maestro, le voy a romper toda la madre, ¡ te vas a dormir en el suelo por amiguero¡.
“El pilón” siguió la vida y era muy feliz, y a todos sus amigos les decía.
Yo como dijo Enrique, chingue a su madre el que me critique.