… Puede terminar con Donald Trump
La mejora de relaciones iniciada por Obama y Raúl Castro pende de un hilo por la entrada de Donald a la Casa Blanca
Ayer se cumplieron dos años de la alocución coordinada en la que Barack Obama desde Washington y Raúl Castro desde La Habana dieron por concluida la Guerra Fría entre la Cuba aún socialista y EU.
Pero este segundo aniversario del deshielo no cuenta con el optimismo de los tiempos de aquel anuncio o siquiera del primer aniversario, porque el garante del pacto, Obama, cederá su puesto el 20 de enero a Donald Trump, que ha prometido echar por tierra el legado del primer presidente negro, Cuba incluida.
“Liquidaré el acuerdo”, ha dicho Trump. Vagamente ha expresado que quiere renegociar el acuerdo con La Habana y exigir más en derechos humanos, un flanco que a Obama le ha valido críticas que lo acusan de blando, si bien el presidente llegó a hacer un sólido alegato en favor de la democracia en la propia capital cubana ante la plana mayor del régimen en su vista de marzo.
Las remesas, liberadas por Obama, están ayudando a sostener la economía cubana
Trump es un nubarrón que se cierne sobre el proceso justo cuando se abre más espacio con el fallecimiento de Fidel Castro, a quien se le debía un respeto ideológico que disuadía a la dirigencia cubana de aumentar la zancada reformista, de por sí corta por el temor de la nomenclatura a perder el control de la transición.
El asesor de Obama para Cuba, Ben Rhodes, declaró esta semana que tumbar los avances “dañaría al pueblo cubano, a sus emprendedores y a las familias que dependen de las remesas”, pues Obama eliminó el límite de envío de dinero, que supone ya 3.000 millones de dólares anuales para la isla.