Putin y Abe se reencuentran con el legado de la II Guerra Mundial

Extraños, pero interesantes acercamientos de potencias

Durante la cumbre de Yalta de 1945, Churchill, Roosevelt y Stalin acordaron que todas las Islas Kuriles serían adjudicadas a la Unión Soviética pero Japón mantiene que las cuatro situadas más al sur -Etorofu, Kunashiri, Shikotan y Habomai- no forman parte de esa cadena y se aferra al llamado Tratado de Shimoda, de 1855, que dividió la soberanía de toda esa demarcación entre Moscú y Tokio
Según explicó Kimio Waki durante su encuentro con el primer ministro Shinzo Abe, de los 17.000 japoneses que vivían en la Isla de Kunashiri antes de 1945 ya sólo quedan vivos unos 6.000. “Los antiguos residentes siempre han deseado ese día en el que regresarían a casa. Pero su deseo no se ha cumplido”, afirmó el japonés de 75 años.
Kimio Waki fue uno de los siete ex habitantes de las cuatro islas norteñas japonesas capturadas por la entonces Unión Soviética al socaire de la Segunda Guerra Mundial y cuyo control ha impedido hasta ahora que Tokio y Moscú firmen un tratado de paz que ponga fin oficialmente a su rivalidad durante aquel conflicto bélico.
Al igual que él, Hidezo Ikeda, que ahora tiene 83 años, escapó de Kunashiri en aquellas turbulentas jornadas de agosto de 1945. Ikeda todavía recuerda como su padre Eikichi llegó a planear el suicidio colectivo de su familia ante el previsible asalto de que las tropas soviéticas. “Toda nuestra familia debería morir haciendo volcar el bote en el mar”, les dijo una noche mientras cenaba junto a los otros 14 miembros de esa saga.
“Si vienen los soviéticos, se llevarán a los hombres a Siberia y también se llevarán a las mujeres. Es mejor que sólo dejemos a los viejos y a los niños”, afirmó su progenitor, según declaró Ikeda al diario japonés Yomiuri Shinbun. Finalmente, todo el grupo decidió huir en una pequeña lancha en un arriesgado viaje nocturno.
“Odio a los rusos, pero no quiero que esta disputa se transfiera a mis hijos y mis nietos”, añadió Ikeda al mismo periódico.
El encuentro que tienen jueves y viernes en Japón el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el jefe del gabinete local, Shinzo Abe -la primera visita del mandatario europeo a su contraparte en los últimos 11 años- se verá una vez más dominado por la disputa de los cuatro enclaves situados al norte de la isla japonesa de Hokkaido, en un ejemplo de cómo el legado de la última contienda mundial sigue lastrando la agenda política de Asia.
Aunque los dos líderes se han reunido en 16 ocasiones en el pasado, no han sido capaces de alcanzar un punto de encuentro para acabar con la disputa en torno a la soberanía de estos cuatro islotes de 5.000 kilómetros cuadrados que Japón llama Territorios Norteños y Rusia incorpora al archipiélago de las Kuriles, pese a repetidos esfuerzos a lo largo de las últimas décadas.

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