Los primeros en aparecer fueron los músicos. Todos los integrantes de la Orquesta Metropolitana de la Ciudad de México tomaron sus asientos y comenzaron a afinar sus instrumentos.
Entonces, desde el fondo de la cortina roja apareció Sarah Brightman. Enfundada en un vestido largo y cual princesa fue aplaudida.
En su corto español dijo que estaba contenta y que agradecía a sus fans por estar ahí en su presentación.
La inglesa le dio rienda suelta a su voz. La soprano comenzó con “Nella fantasia”, “Anytime, anywhere” y un cover de “Dust in the wind”.
Los aplausos eran la respuesta inmediata al poderío de su garganta y a la forma en la que la ópera se volvía un sonido angelical.
La cantante se tomaría pausas para retomar la fuerza y entre los intermedios permitía que sus invitados se lucieran.
La pianista Di Wu y los cantantes Mario y Narcis se dieron su oportunidad.
Sin embargo, el momento más importante de la noche fue cuando la introducción del “Fantasma de la Ópera” se escuchó de la mano de los músicos.
La escena del musical se recreó en el escenario de la Arena Ciudad de México, la interpretación consiguió la ovación y los aplausos.
Con un setlist de 24 canciones, la intérprete cantó y lució al menos cinco cambios de vestuario, se animó a dirigir a la orquesta y se dio chance de impresionar con su voz.
