Donald Trump hizo un descanso el jueves en la preparación de la transición de poder que lo llevará a la Casa Blanca. En medio de un fuerte despliegue de seguridad y con los presentadores de televisión despachando de traje en la playa, Trump pasó el Día de Acción de Gracias con su familia en su mansión Mar-a-Lago, en Florida.
El futuro mandatario abrió el día con un mensaje en Twitter anunciando “progresos” en sus conversaciones con la compañía de equipos de aire acondicionado Carrier para evitar que traslade su fábrica de Indiana a México. “Estoy trabajando duro, hasta en Acción de Gracias, para que Carrier se quede en EU”, escribió. Un mensaje en línea con el discurso proteccionista que mantuvo en campaña, a diferencia de otras tesis que ha ido templando.
Por el momento, desde su victoria en las urnas el 8 de noviembre, Trump ha moderado varias ideas que lanzó como señas de identidad política en su carrera al Despacho Oval. Tres días después de la noche electoral, al día siguiente de reunirse con el presidente saliente Barack Obama, afirmó que estaba abierto a aprobar una versión “modificada” de la ley de acceso a la sanidad conocida como Obamacare, que en sus mítines había calificado de “desastre total” y que dijo que reemplazaría por otra “mucho mejor y mucho menos costosa”.
De Obama, a quien llegó a llamar “fundador del Estado Islámico”, opinó tras su encuentro que le había parecido “un hombre muy bueno” y esta semana afirmó a The New York Times que espera tener una “relación larga y provechosa” con él.
La construcción de un muro en la frontera con México para evitar la inmigración ilegal, o refuerzo del ya existente, fue una de sus proclamas. Pero no lo mencionó el lunes en un mensaje de vídeo sobre sus prioridades presidenciales ni en la entrevista con el diario.