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Difícil camino hacia la paz en Colombia

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Más manifestaciones de deseos de llegar a la paz no puede haber en Colombia, ni de voluntad política para alcanzarlo

Ha sido sinuoso el camino que ha recorrido Colombia para poner fin a 52 años de guerra civil. Este jueves, tras el rechazo en el referéndum del 2 de octubre a los acuerdos de paz alcanzados el 23 de junio pasado, finalmente el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han firmado en el Teatro Colón de Bogotá un nuevo acuerdo para poner punto final a la guerra civil. Las dos partes revisaron el primer acuerdo y le hicieron más de 190 enmiendas, para llegar a un nuevo acuerdo en La Habana el pasado 12 de octubre, cuyo texto final ha sido firmado este jueves en el Teatro Colón de Bogotá, Colombia, ante el júbilo de millones de colombianos que desean la paz.

Más manifestaciones de deseos de llegar a la paz no puede haber en Colombia, ni de voluntad política para alcanzarlo. El gobierno y la guerrilla han firmado la paz por segunda vez en menos de dos meses. La primera versión del acuerdo de paz negociado con las FARC había sido rechazado por una muy estrecha mayoría de votantes el 2 de octubre. La nueva versión ha sido firmado en Bogotá, este jueves 24 de noviembre y será sometido a votación del Congreso.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el líder de las FARC, Timoleón Jiménez “Timochenko”, finalmente han podido firmar un nuevo y con ello, han enterrado 52 años de desangramiento del pueblo colombiano, el cual ha puesto en estos años la sangre de soldados y guerrilleros muertos en los combates. El conflicto armado ha dejado más de 260 mil muertos, más de 7 millones de personas desplazadas y unos 45 mil desaparecidos.

Definitivamente, con este nuevo acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC no se cierra completamente el camino a la violencia política, los grupos paramilitares, los enemigos de la paz y otras fuerzas guerrilleras deberán ceder antes los deseos de paz del pueblo de Colombia. El gobierno colombiano tiene aún el reto firmar la paz con el Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN), fundado en 1964.

La ratificación del nuevo acuerdo no pasará en esta ocasión por un referéndum popular, el presidente Juan Manuel Santos ha dicho que “En el marco de este acuerdo, el Gobierno Nacional y las FARC acordamos que sea el Congreso de la República, como órgano de representación democrática por excelencia, quien adelante el proceso de refrendación del mismo”, precisó el presidente en un comunicado.

Ahora le corresponde al Congreso y al Senado refrendar los acuerdos; para lo cual el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, se encargó en nombre del gobierno nacional de presentar ante los legisladores el nuevo acuerdo firmado este jueves. El domingo pasado Timoshenko había señalado que este era el compromiso que habían alcanzado, y esperaban que el Congreso estuviera a la altura de lo que el país le pide, refiriéndose al clamor generalizado a favor de la paz frente a los partidarios de continuar la guerra, encabezados por el ex presidente Álvaro Uribe Veles.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, recibió el Premio Nobel de la Paz el 7 de octubre pasado por su empeño en lograr un acuerdo de paz definitivo con las FARC y las otras fuerzas guerrilleras de Colombia, lo que lo impulsó para seguir promoviendo el acuerdo de paz que ahora ha firmado y entregado a los legisladores, para que sean ellos quien lo aprueben a la brevedad y poder ponerlo en marcha a la brevedad, evitando la tentación de obstruirlo por quienes se oponen.

La aprobación de los acuerdos por el Congreso y el sanado, facilitaría la inmediata concentración de los guerrilleros desmovilizados, su desarme y completa implementación de los acuerdos bajo la supervisión de la ONU; evitando con ello más asesinatos que podrían poner en riesgo la débil tregua de alto al fuego, algo que desearían los paramilitares y los enemigos de la paz; pues no olvidemos que en los últimos días ha habido asesinatos y violencia dirigida contra funcionarios locales y líderes populares en las últimas semanas en Colombia, que podrían llevar a una guerra sucia y desalentar a desmovilización de los guerrilleros y la firma de la paz con el ELN.

La Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia, realizado por la Organización de Estados Americanos (OEA), anunció el domingo en un comunicado su preocupación por la seguridad de funcionarios públicos electos, asesinatos de líderes campesinos y activistas de derechos humanos, citando un informe informes recientes de 33 activistas locales asesinados en 2016.