* Error de cálculo
La respuesta inmediata que el gobernador Fayad dio al dirigente del Grupo Universidad, Gerardo Sosa Castelán, quien había decidido desgarrarse las vestiduras en plena plaza pública por el supuesto otorgamiento de una notaría al hermano del mandatario estatal, en las postrimerías del pasado gobierno, deja muy en claro que en esta ocasión hubo un error de cálculo en quien se ha cansado de retar una y mil veces al Poder Ejecutivo en turno de Hidalgo.
Sucede que no esperaba, ni en los peores escenarios, que le pararan en seco un juego que siempre había jugado sin preocupaciones de ningún tipo, y que le había servido para marcar territorios de poder, bajo la amenaza abierta de que en cualquier momento podía movilizar a sus huestes universitarias.
Sosa Castelán por el contrario, afianzó poderes, amplió su radio de influencia, a tal grado que en algún momento dirigió los destinos del Revolucionario Institucional en Hidalgo, desde donde se dio a al tarea de crear una infraestructura a su servicio, que no del partido que encabezaba, y que posteriormente transformó en Redes Ciudadanas.
Es decir, el “infante terrible”, se acostumbró a romperle vidrios a su propio partido político, patearles la puerta, tirarles basura, y como única respuesta tuvo, en todo momento, un llamado a la concordia y el reconocimiento público de que sus derechos como militante estaban a salvo. Es decir que por alguna razón sembró un miedo enfermizo en las dirigencia tricolores posteriores a la suya.
Lo mismo pasó con diferentes gobiernos, que vieron la necesidad de aplicar una estrategia de “más vale malo por conocido, que bueno por conocer”, y dar por hecho que resultaba menos complicado solapar las tropelías de un personaje como el citado, que correr el riesgo de enfrentar una inestabilidad en la Universidad del Estado.
Sin embargo pocas veces se había visto a un líder del grupo que tiene en su poder la institución educativa, tan furibundo y contestatario, sin que mediara una razón real para esa actitud, que de pretender “calar” al gobernador Fayad, desembocó en un reto abierto, a la espera de poder “ablandar” al nuevo inquilino del Cuarto Piso de Palacio de Gobierno, para después arrancar negociaciones con una ventaja evidente.
Advertimos desde este mismo espacio que la historia sería otra, y que el control militar que ha ejercido por varias décadas Gerardo Sosa al interior de la UAEH, ha empezado a registrar severas resquebrajaduras, producto de un hartazgo entre académicos, estudiantes y administrativos, a una era que ya rindió sus mejores frutos y que hoy semeja una semi-dictadura a la que todos temen, pero que nadie aprecia.
La respuesta del gobernador Fayad fue directa y advirtió que habrá consecuencias entre quienes, “con muy pocos pantalones”, pretendieron debilitar su proyecto esencial de la lucha contra la corrupción con información inexacta, y un interés evidente de dañarlo.
Gerardo Sosa captó de inmediato el error cometido, y no solo suavizó su postura a través del medio informativo a su servicio, pero financiado con recursos públicos, sino que encaminó sus comentarios a favor del plan anticorrupción del mandatario estatal. Es decir, a marchas forzadas, ordenó congraciarse con dicho proyecto.
Sin embargo, haber aplicado la estrategia de que la mejor defensa es el ataque, podría resultarle muy caro el personaje citado, porque una cosa es ser máxima autoridad en una Ínsula Barataria, y otra pensar que por ser todopoderoso en un pequeño reino, lo puede ser en toda la comarca.
Error de cálculo.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
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twitter: @JavierEPeralta
CITA:
Es decir, el “infante terrible”, se acostumbró a romperle vidrios a su propio partido político, patearles la puerta, tirarles basura, y como única respuesta tuvo, en todo momento, un llamado a la concordia y el reconocimiento público de que sus derechos como militante estaban a salvo. Es decir que por alguna razón sembró un miedo enfermizo en las dirigencia tricolores posteriores a la suya.