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La ‘neoderecha’: misóginos, trolls y xenófobos

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Encontraron en Trump a su candidato de ensueño

●    No es una escuela ideológica ni tiene intelectuales pero sus distintas fuerzas comparten el desprecio por las normas morales tradicionales conservadoras

French, veterano de Irak, donde fue condecorado, se ha opuesto a Trump desde que éste lanzó su nominación. Y este grupo respondió en su estilo habitual: en Internet. Por ejemplo, poniendo a su niña de 7 años, que es de raza negra porque es adoptada y nació en Etiopía, dentro de una cámara de gas, junto a fotos trucadas de Trump vestido de nazi.
Es la nueva generación de la derecha de Estados Unidos. No cree en la santidad del matrimonio. No se opone a las uniones homosexuales. De hecho, muchos de sus miembros son ateos.
Sus principios básicos son el derecho de cada uno a hacer lo que le dé la gana, su reivindicación de la masculinidad, y su rechazo a la inmigración. Para sus enemigos, tanto a la izquierda como entre el conservadurismo más clásico, sus únicos fundamentos son la defensa del derecho inalienable de cada uno de hacer lo que le dé la gana, y freír a los que no comulgan con sus ideas.
Es la ‘alt right’, o sea, la ‘derecha alternativa’. Este movimiento encontró en Donald Trump a su candidato de ensueño. Y éste vio en ellos a un grupo movilizado y con una enorme maestría de las redes sociales. Les dio mucho control sobre su esfuerzo electoral y algo de su retórica. No en balde su jefe de campaña era Stephen K. Bannon, que hasta el mes de octubre dirigió el boletín ‘oficioso’ de este movimiento, Breitbart News, una web que ha publicado que Hillary Clinton tiene una enfermedad neurológica y es alcohólica, y que tiene más visitas que la versiones ‘online’ de ‘Time’ y ‘Newsweek’ juntas. No es fácil definir a la ‘alt right’. En palabras del periodista Andrew Marantz en la revista ‘New Yorker’, es “una laxa coalición de nacionalistas blancos, neomonárquicos, masculinistas, conspiranoides, nihilistas beligerantes, y ‘trolls’ de redes sociales”.
Hay que matizar: el ‘New Yorker’ es una revista demócrata hasta la médula. Pero desde la derecha tradicional de toda la vida no se les considera mejor. David French, en la revista republicana -también hasta los tuétanos- ‘National Review’ los ha calificado de “quiero y no puedo fascistas”.