El demonio anda suelto

HOMO POLITICUS

Barack mira con incertidumbre el horizonte a unas horas de una elección histórica por el rechazo social a los candidatos. El FBI le puso el cascabel al gato al hacer públicos que iniciaron las indagatorias sobre los correos electrónicos de Hillary, mientras las principales casas encuestadoras declaran empate técnico en la elección presidencial.

 

Más negro que el tono de piel de Barack se percibe para el gobierno de Washington el escenario electoral. Trump hizo la grande, niveló los momios y ahora trasciende con tal fuerza que el voto oculto y el voto de los indecisos le favorece, mientras Hillary con carita de desconcierto sólo atina a rezar para que los correos electrónicos no sólo no revelen algún secreto de nepotismo o abuso de autoridad, sino para que no lo parezcan.

 

La maquinaria de Estado desde la Casa Blanca no atina sobre el declive de Hillary, “se pusieron culeras las cosas”, piensa para sus adentros Barack, mientras la prensa se empieza a comer viva a Hillary, que ha afianzado su impopularidad, cuestión que sólo le hacía falta un puñetazo en la barbilla para noquearla y, el referee se encuentra dándole la cuenta de protección.

 

Para el análisis politológico, la memoria inmediata y el capital simbólico en la cultura política empática de un pueblo como el norteamericano es contundente, por lo que en la carrera presidencial no basta con ser, “hay que parecer”, cuestión que Hillary no ha manejado de la mejor manera; amén de que su salud le ha jugado una mala pasada durante toda la elección.

 

En la esquina opuesta del ring, Donald se caga de la risa, ¿de qué le ha servido la carrera política a Hillary?, es mejor ser un playboy, es mejor ser un padrote de Miss Universo, es mejor tener bienes raíces y dinero por doquier, porque aun perdiendo la elección, el capital de la dinastía Trump se ha fortalecido, mientras el capital Clinton, aun ganando Hillary, se fue a la mierda.

 

Para los escépticos, la elección presidencial está en el aire, pero existen sobradas fuerzas para esperar los vaticinios de las profecías de Nostradamus, quizá aquellos que rezan: “…el caballo blanco habitará la gran casa y la oscuridad llegará para el mundo…”

 

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