Utilizando tecnología digital, cuatro pinturas clásicas fueron transformadas a su versión fotográfica.
Este proyecto en que diferentes artistas, dirigidos por Quentin Devine, se unieron para imaginar cómo sería si los retratistas hubieran utilizado una cámara fotográfica para el trabajo, tardó 36 horas con cada pintura para lograr el resultado final.
La Mona Lisa de Leonardo Da Vinci es uno de estas recreaciones, además de los autorretratos de Raphael y Rembrandt, y ‘El joven azul’, de Thomas Gainsborough.
“El equipo y yo hemos intentado crear las fotografías más realistas posibles a partir de estos icónicos trabajos del arte, transportándolos al mundo moderno por primera vez”, comenta Devine respecto al proyecto. En cuanto a la Mona Lisa, añade:
“Por siglos la gente se ha preguntado si la Mona Lisa sonríe o frunce el ceño. Esta recreación indica que en efecto sonríe, y que probablemente era más hermosa de lo que el cuadro deja ver”.
