Panteón se viste de naranja, se alegra con música y se convive con muertos

EN MACUXTEPETLA  

●    El cementerio de Macuxtepetla, es particular, las familias, en su mayoría de características indígenas, llegan hasta el lugar indicado, rezan, cantan y conviven

Huejutla de Reyes, Hgo.- A diferencia de otros panteones, aquí no hay  caminos ni veredas definidas, aquí se abren brechas entre las tumbas, a momentos las lápidas se convierten en guías, en otras la tierra que ha de cubrir algún difunto es camino, sin embargo la mayoría de las personas tiene que llegar hasta dónde están sus seres queridos, ahí les extienden el itacate que llevan en morrales y ahí les acompañan a comer.
No importa si se pisan las lápidas, para avanzar a otras tumbas, las más lejanas, las que están casi en la cumbre del cerro. El cementerio de Macuxtepetla, es particular, las familias, en su mayoría de características indígenas, llegan hasta el lugar indicado, rezan, cantan y conviven, sus voces se convierten en una melodía de náhuatl, un idioma que sólo ellos entienden, y que para los que sólo van de visita, les causa gran intriga el saber qué es lo que expresan.
A momentos, alguien estira un vaso de refresco, cerveza, o agua e invita a beber, mientras la señora corta un pedazo de zacahuil, o de alguna comida que haya llevado para compartir con el extraño y también con los conocidos. Es Xantolo, tiempo de compartir, de convivir con los muertos, de platicar con ellos, de tenerlos en el recuerdo, que sepan que no se han olvidado de ellos.
No falta quien al ver una tumba olvidada, le comparte un ramito de flores, o le pone un poco de comida al ánima sola, a los difuntos que ya no son visitados y que fueron olvidados.
La gente camina entre las tumbas, entre la tierra firme y resguardada por alguna cruz, símbolo de que allá abajo, se enterró a alguien, nadie se enoja por pisar encima de los sepulcros, los muertos no están abajo, los muertos no están enterrados, con los cuetes y comida se les ha invitado a regresar, están de pie, sentados, algunos bailan con la música, así los ven los pobladores, así los sienten cuando comparten con ellos el pan y los tamales.
Las tumbas de los niños tienen juguetes, las de las señoras servilletas para tortillas, bordadas con motivos de flores y animales, en cambio las de los hombres tienen paliacates “las mujeres llevaban el taco y los hombres trabajan en las milpas”, por eso esos objetos sobre las tumbas, colgando de los arcos florales, y una vez que concluye el rezo, la comida y el acompañamiento, se deja un itacate, se deja una comida enredada en un paliacate, “ahí se queda el taquito para que el difunto se lo lleve al más allá”.

Al centro dos montañas de tamales y panes, es la ofrenda de la colecta del delegado, misma que se recolecta con cada intervención de los rezanderos, y que hoy, 3 de noviembre, se habrá de recalentar en la junta que tendrán las autoridades del consejo en donde se elige a un delegado más, al nuevo que habrá de continuar y llevar a cabo el festejo del próximo año, así continúa la tradición, el Xantolo en la Huasteca Hidalguense, en el panteón.

Related posts