Por primera vez en 25 años
● Con esta decisión, Obama consolida un poco más la normalización de relaciones con La Habana
El senador por Florida, Marco Rubio, de origen cubano y ferviente opositor a la normalización de relaciones con La Habana, bramó contra esa decisión: “No es sorprendente que la ONU apoye concesiones económicas al régimen de Castro, pero es una vergüenza que el Gobierno de Obama se niegue a cumplir la ley estadounidense e ignore la voluntad de los estadounidenses ante un foro internacional que a menudo da voz y legitimidad a los adversarios de EU”
Estados Unidos dio ayer otro paso más hacia la normalización de relaciones con Cuba al abstenerse, por primera vez, en la votación que cada año desde 1991 celebra Naciones Unidas para condenar el embargo contra la isla. El levantamiento del “bloqueo”, como lo llama La Habana, es para Cuba condición indispensable para completar el acercamiento iniciado por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro.
Hace 25 años que la Asamblea General de la ONU se reúne para votar la resolución “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”. Hasta hoy, Washington siempre votó “no”. Israel, el fiel aliado de EE UU en esta votación, también se abstuvo esta vez, por lo que la resolución fue aprobada con 191 votos a favor, ninguno en contra y solo dos abstenciones.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Samantha Power, confirmó poco antes del debate en la sede de Naciones Unidas en Nueva York la decisión de su gobierno. El asesor de Obama Ben Rhodes, uno de los artífices de la normalización de relaciones, explicó el gesto indicando que “no hay motivo para votar para defender una política fracasada a la que nos oponemos”.
Desde que La Habana y Washington iniciaran su acercamiento, el 17 de diciembre de 2014, Obama ha pedido insistentemente el levantamiento del embargo comercial contra Cuba impuesto hace más de medio siglo. Pero aunque ha usado sus poderes ejecutivos para limitar lo máximo posible su impacto, el fin del embargo solo está en manos de un Congreso que por ahora se niega a dar el paso definitivo para la normalización de relaciones.
La razón para ello es, sobre todo, un puñado de congresistas y senadores que rechazan cualquier acercamiento a la isla gobernada por los hermanos Castro y que acusan a Obama de hacer “concesiones” a un gobierno que no da señales de democratizarse.
La embajadora Power rechazó que la abstención de EE UU suponga una condonación de las políticas y prácticas del Gobierno cubano. “Nos preocupan profundamente las graves violaciones de derechos humanos que el Gobierno cubano continúa cometiendo con impunidad contra su propio pueblo”, aseguró.