Botella al mar 

Botella al mar 
Photo Credit To Ilustrativa

PEDAZOS DE VIDA

Querida hermana, te escribo desde la lejanía sabiendo que estamos cerca. Te escribo de esta forma, en una hoja de papel que se arrugó entre mis manos tratando de callar una vez más lo que mi boca ha querido decir por mucho tiempo; sin embargo, no es la forma ni es el momento. Con la tranquilidad que llega al espíritu luego de la tormenta que formamos en los corazones puedo decirte que sé que no la estás pasando bien pero tengo fe en que tu espíritu terco e indolente podrá soportar y pronto podrás contar estas vivencias como lejanos recuerdos que te llevaron a comprender la voluntad de un ser divino que aunque conocemos en distintas formas no deja de ser el mismo.

Jonás salió de la boca de la ballena, Daniel no fue devorado por los leones, a pesar de haber muerto, Jesús resucitó, y tras esa oscuridad de muerte la luz ha llegado de nuevo con un simbólico renacer. Hoy no quiero hablar de mí, de lo que creo o lo que pienso, hoy no quiero contestar que estoy bien o mal, más bien me gustaría decirte que todo tiene un principio y fin, y que de acuerdo con tu pensar y con tu vida, ese principio y fin es un ser divino, es el alfa y omega, así que te quiero decir que no desistas. 

Que no hay fracaso en el fracaso y sí gloria en el aprendizaje de cada derrota, que aun estando en la cima nunca estamos en un lugar tan alto, y que tampoco hay forma de no estar en un lugar muy bajo, quiero darte un abrazo y decirte que no desistas, que contigo estamos todas esas personas que aunque lejos seguimos cerca, muy cerca, tan cerca que es posible escucharnos en el corazón.

Hoy he decidido escribirte, alumbrado con la luz de una vela, la misma que me ayudaste a encender. Hoy quiero decirte que estoy contigo, que aquí tienes un hogar y una forma de comunidad, pero también quiero decirte que huir no es la salida a ninguna parte, si algo se ha de acabar se acabará como bien se debe y sino, se deberá continuar hasta agotar la existencia. 

Sé que pareciera que no tenemos respuestas a las preguntas que hacemos, que  a veces nos cegamos ante nuestra propia insistencia de continuar por un camino que idealizamos, y que eso no nos permite que nos demos cuenta de todas las respuestas que hemos tenido, y de los posibles caminos que podemos recorrer. 

No es momento de enviar un mensaje de texto o una nota de voz, es momento de escribir, de escribir este mensaje que seguro llegará, escribirlo de esta forma, como si estuviera dentro de una botella que se avienta al mar, es momento de ser náufrago, un náufrago en el mar de la virtualidad. 

Related posts