Indicaciones

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Photo Credit To Ilustrativa

RELATOS DE VIDA

Las indicaciones eran muy claras, en cada espacio de la especie, además de la reseña, recordaban no proporcionar alimentos a los animales, y también evitar introducir las manos por seguridad. 

En el caso de las ejemplares más grandes, dicha situación era imposible, pues la distancia con el espectador era de más de 2 metros, sin embargo, en las más pequeñas como los monos, era un riesgo que muchos de los visitantes no tomaban en cuenta y violaban las indicaciones constantemente repetidas.

Pedro, un chico inquieto, de complexión delgada y altura promedio, caminaba tranquilo frente a cada una de las jaulas y hábitats de los animales, hasta que llegó al de los primates, a su consideración, una de las especies con las que se identificaba, por su alegría, inteligencia y en especial por su espíritu inquieto como el de él.

En el recorrido previo, había respetado todas las indicaciones, pero con estos animalitos en particular, la curiosidad por tomarse una foto cerca de ellos, le ganó para romper cada una de ellas.

Alistó su celular, llamó la atención del ejemplar y cuando lo tuvo cerca, aprovechó para congelar el momento con una selfie, no se percató que lo único que lo separaba del graciosito monito era una malla con orificios, ideales para que éste sacara la mano y arrebatara las gafas que portaba sobre la cabeza, para después salir corriendo al lado opuesto de su jaula.

El primate colocaba en diferentes posiciones el artículo, y luego comenzó a golpear contra la pared, mientras que Pedro trataba de llamar su atención para que se acercara e intentar quitarle las gafas, plan que no logró concretar.

La última opción fue llamar a uno de los vigilantes del zoológico, explicarle la situación y solicitarle su ayuda para recuperar su pertenencia, tuvo que esperar media hora para que llegara uno de los cuidadores, entrar a la jaula y obtener las gafas.

En tanto, sus amigos y el público espectador, sonreían burlonamente y permanecían en el lugar para conocer el desenlace de la trama.

Cuando por fin llegó el cuidador, se introdujo en la jaula, se acercó al monito, hizo un intercambio justo y de manera rápida, un plátano por las gafas, cuando las obtuvo, salió del espacio y se acercó a Pedro para entregárselas, después de decirle “por eso existen las advertencias, pero al parecer, el mono las entiende mejor que tu”.

Pedro, avergonzado, tomó las gafas, bajó la cabeza y caminó hacia la salida, poniendo fin a la admiración que sentía por esta especie, que a final de cuentas le comprobó su inteligencia.

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