Haití, más destrucción a un país ya devastado

En un país casi sin infraestructura hidráulica, sin alcantarillado, donde las aguas negras corren por las calles, hoy lo más urgente es tener suministrar agua potable a la población

Los destrozos provocados por el reciente huracán Matthew y la llegada del invierno al hemisferio occidental, hacen evocar a los millones de personas que hoy viven en la calle, ya sea producto de las adicciones o porque perdieron sus casas y sus empleos; en muchos casos productos de desastres naturales como hoy en Haití, en otros productos de crisis económicas como la iniciada en 2008 en los Estados Unidos, que provocó la pérdida de miles de empleos y de sus casas a miles de familias.

En internet hay miles de imágenes que muestran a las personas sin hogar, sin techo, a las que viven en la calle con sus pertenencias y mascotas, padres con sus hijos; veteranos de guerra en los Estados Unidos sin nada ahora, sin trabajo, sin ingresos y sin casa. Pero quizá lo más impactante ahora sean los miles de hogares en Haití que han pedido todo con el paso del huracán Matthew, y no sólo sus casas, sino sus fuentes naturales de alimentación, platanales, árboles frutales, todos arrancados por el viento y los deslaves, sin nada que comer ni a dónde ir.

La organización y responsabilidad del Estado por sus ciudadanos, han permitido que el paso del huracán Matthew por Baracoa, Cuba, no provocara víctimas humanas, aunque la destrucción fue inevitable. Sin embargo, en la República Dominicana, Haití y los Estados Unidos la muerte fue una de las divisas de este huracán.

La costa sureste de los Estados Unidos se vio menos afectada que el resto del caribe.  El huracán Mateo, el más poderoso desde el año 2007, con vientos de 230 km/h, perdió fuerza al llegar a los Estados Unidos en la noche del domingo pasado; sin embargo, once personas murieron en Georgia y Florida a pesar de las evacuaciones. Además, más de 2 millones de hogares se quedaron sin electricidad a su paso, sobre todo en Florida y Carolina del Sur.

Pero lo más doloroso lo muestra Haití, producto de la desorganización de su sociedad y los conflictos permanentes que su subdesarrollo y la herencia de la dictadura de los Duvalier. El huracán Mateo ha vendido a concluir el trabajo de destrucción que provocara el terremoto en 2010, el cual dejó más de 200 mil muertos; pues a su paso dejó más de mil muertos en todo el país, así como casi 1.4 millones de personas afectadas que hoy necesitan ayuda humanitaria para poder sobrevivir.

En un país casi sin infraestructura hidráulica, sin alcantarillado, donde las aguas negras corren por las calles, hoy lo más urgente es tener suministrar agua potable a la población; debido a que sus fuentes están contaminadas y una epidemia de cólera será catastrófica. Hasta ahora el cólera ha dejado ya 13 muertos, pero si no se le proporciona agua potable a la población se podría agravar, pues se propaga a través del agua contaminadas. Mientras que la destrucción de las plantaciones ya plantean una crisis alimentaria en Haití y más problemas para una población que ha vivido de la ayuda internacional en los últimos años.

Es probable que Haití siga siendo el país más pobre en los próximos años y que continué viviendo de la ayuda internacional, pero al igual que durante el terremoto de 2010 hoy este país necesita del apoyo de los gobiernos de los países para reconstruirse y preparar  a sus ciudadanos para enfrentar nuevos desastres naturales; para evitar más muertes y destrucción y el éxodo de miles de haitianos, algunos de los cuales ya acoge la ciudad de Pachuca y se les suele ver en supermercados, centros escolares y universidades.

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