EL FILÓSOFO DETRÁS DE LA MÁSCARA

EL FILÓSOFO DETRÁS DE LA MÁSCARA

Famila política

“Del mismo modo que los actores se
ponen una máscara para que la vergüenza
no se refleje en sus rostros, así entro yo
al teatro del mundo: Enmascarado”

René Descartes

En lo académico, lo conocí como creador de la Filosofía Moderna y de la Geometría Analítica. La frase más conocida de su pensamiento es “Pienso, luego existo”, esta es la expresión de una metodología conocida como Duda Metódica. El controvertido pensador comienza diciendo que, para acercarse al conocimiento de la verdad, primero hay que dudar de todo. Así, duda de las ciencias, de las matemáticas, de la filosofía… por eso confiesa: “En cuanto alcancé la edad que me permitía liberarme del sometimiento a mis profesores, abandoné por completo el estudio que se enseñaba.

Decidí no buscar más ciencia que la pudiera encontrar en mí mismo o en el gran libro del mundo, por ello empleé todo el resto de mi juventud en viajar. Me dejé arrastrar por el torbellino de los placeres, cabalgando, batiéndome en duelo, bailando y jugando; esto es, adquirí una nueva máscara. Entendí que, para aprender, hay que ser menos actor que espectador, actuar menos y mirar más… Si yo hubiera sido tan inteligente como los simios, que podrían hablar si quisieran, pero no lo hacen para que los humanos no los obliguen a trabajar”.


Ninguna certidumbre se arraiga en la conciencia del filósofo, incluso se atrevía a decir que Dios había creado al hombre para sumirlo en el error y en la falsedad; “es un Dios engañador, farsante e incluso un demonio maligno”.

En su libro Meditaciones, tras dudar de todo, encuentra que las certidumbres del saber se desmoronan ante la duda, que solamente desaparece ante una nueva certidumbre, que puede ser la original. “La duda demuestra mi existencia, en tanto dude, existo. Esa certidumbre íntima de mí mismo no puede ser destruida ni siquiera por la idea de que Dios pueda ser un tramposo, aunque él me engañara, de todos modos, existo yo, el engañado”. Así llegó a sus frases famosas: “Soy engañado, luego, existo”, “Dudo, luego, pienso”, “Pienso, luego, existo”.


En esa época, Descartes, inspirado por una visión onírica, vislumbró la posibilidad de desarrollar una “ciencia maravillosa”. Durante el invierno de 1619, tuvo tres sueños sucesivos que interpretó como un mensaje del Cielo para consagrar su misión de investigador.


En el primero fue atormentado por fantasmas; lo asustaron tanto que lo obligaron a salir. Al caminar iba encorvado hacia su lado izquierdo, porque sentía gran debilidad en el derecho. Cuando intentaba regularizar su paso, lo sacudió un torbellino. Vio una iglesia y fue hacia ella con la idea de rezar, pero un hombre desconocido se le acercó diciendo que Monsieur N. tenía algo que darle. Era un melón de un país extranjero (fruto muy valioso en aquellas latitudes). La intensidad del viento disminuyó y despertó pensando que un genio maligno lo quería seducir. Rezó, le pidió protección a Dios y volvió a dormirse.
En el segundo sueño, un sonido explosivo, como de un rayo, lo estremeció, hizo que volviera a despertar; abrió los ojos y notó numerosas centellas de fuego dispersas por toda su habitación. Al disiparse el terror inicial, se tranquilizó y volvió a dormir.


En el tercero, encontró un diccionario y una antología de poesía latina, Corpus Poetarum; lo abrió en un verso que decía: ¿Quod vitae sectabor iter? (¿Qué camino de vida debo seguir?). Luego, un hombre desconocido le mostró un verso que empezaba Est & Non (Sí o No). Finalmente, el libro y el hombre desaparecieron. Se dice que Descartes no despertó; que empezó a interpretar su sueño mientras soñaba. Consideró que el Diccionario contenía todas las ciencias juntas y, los poemas, la Filosofía y la Sabiduría unidas. Por último, que la frase ¿Quod vitae sectabor iter? era un buen consejo de una persona sabia o, incluso, Teología Moral. El “Sí y No”, que era de Pitágoras, debía entenderse como la verdad y la falsedad en el conocimiento humano y en las ciencias seculares.​ De esa época posiblemente data su concepción de una matemática universal y su invento de la geometría analítica.


En tiempos más recientes, el Fondo de Cultura Económica editó en México su colección Breviarios. Bajo el título Los Filósofos tras Bambalinas, W. Weischedel incluyó a René Descartes en una destacadísima selección de personajes, captados en los aspectos menos conocidos de su personalidad. Como se ve, la idea de la máscara persiste en los perfiles de este enigmático pensador, quien se dio tiempo para estudiar y difundir la filosofía Rosacruz.

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