Padre protector

CINE DE MAÑANA

Link (Mel Gibson) dista mucho de ser el padre ideal. Ha pasado la mayor parte de su vida en la cárcel. Su hija adolescente Lydia (Erin Moriarty) apenas y lo conoce. Por eso cuando lo llama pidiendo ayuda, Link decide hacer todo lo posible por apoyarla, aunque apenas y sobrevive como tatuador, en un pueblito perdido en el desierto, bajo la supervisión de su padrino de Alcohólicos Anónimos, Kirby (William H. Macy).
Se trata de Sangre de mi sangre, un filme de Jean Francois Richet a cuya premier nos invitaron los buenos amigos de ZIMA.
Pero los problemas de Lydia resultan mucho más graves de lo que su padre pensaba. No solamente es una adicta, sino que era novia del narco mexicano Jonah (Diego Luna), a quien ha disparado por accidente, y cuyos esbirros la persiguen para matarla.
Link deberá recurrir a viejas amistades como el Predicador (Michael Parks) y su amigo presidiario Arturo Ríos (Miguel Sandoval) para tratar de salvar a su hija, a la que el cartel de las drogas ha puesto precio.
El francés Richet, que desde su llegada a Hollywood para un remake de Asalto a la crujía 13, se ha especializado en este tipo de películas de acción, que tratan de demostrar que pese a ser duros al estilo de Bruce Willis, tienen su corazoncito y son en realidad padres amorosos.
En el caso de Gibson, baste decir que tiene siete hijos, por lo que si no resulta un padre perfecto, al menos tiene una familia numerosa.
Entre lo más novedoso del asunto es ver al intérprete de Arma mortal, todo barbudo y ya mostrando el paso de los años.
Blood father resulta pues un entretenido filme de acción, que tiene muchos clichés, pero que seguramente agradará a los fanáticos del legendario actor australiano de Mad max y muchos otros clásicos.

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