Replantear la educación XV

Dinámica Educativa

(Tomado del documento homónimo publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO)

    “Dificultades para la profesión académica.
    La situación y las condiciones de trabajo de la profesión académica en el mundo entero están sometidas a las tensiones provocadas por el acceso masivo y las dificultades financieras. Si la profesión afronta distintos desafíos en diferentes regiones, el profesorado ha de hacer frente a serias dificultades en todas partes. La ampliación del acceso a la educación superior ha tenido por consecuencia una enorme necesidad de profesores universitarios, pero no hay académicos preparados a tiempo para satisfacer la demanda.
Es posible que la mitad de los profesores universitarios que hay en el mundo sólo tengan un título de bachiller. En buena parte del planeta, la mitad del personal académico se aproxima a la jubilación. También escasean demasiado nuevos doctores para sustituir a los que se retiran, ya que muchos doctorandos abandonan pronto o prefieren trabajar fuera de la Universidad a causa de la remuneración insuficiente que reciben por su trabajo.
En muchos países latinoamericanos, hasta el 80 % de los profesores de la educación superior trabajan en horario parcial. Este fenómeno socava la calidad de la enseñanza, ya que los profesores universitarios no pueden dedicarse plenamente a ella y menos aún a la investigación. Además, en los últimos años ha surgido un mercado académico mundial: los académicos tienen movilidad internacional.     Aunque una mejor remuneración es la motivación principal a la que obedecen esos movimientos, hay otros factores, como la mejora de las condiciones de trabajo, en especial las infraestructuras de la investigación, así como las oportunidades de ascenso y libertad académica.
Los fenómenos conocidos como ‘éxodo de profesionales’ y ‘circulación de profesionales’, que se examinan con más detenimiento más adelante, plantean desafíos a la formulación de políticas y a la disponibilidad de la educación superior.
Educadores más allá del sector formal.
Hay que recordar, por último, la función primordial que cumplen aquellos educadores que ofrecen un aprendizaje a lo largo de toda la vida y más allá de los sistemas de educación formal. La importancia de esa función se pone de manifiesto en el incremento de programas de capacitación en todo el mundo destinados a educadores que trabajan en diversos entornos no formales e informales.
Estos educadores brindan oportunidades de aprendizaje a través de centros comunitarios, organizaciones religiosas, centros de formación técnica y profesional, programas de alfabetización, asociaciones de voluntarios, grupos juveniles, programas deportivos y artísticos. Es considerable la importancia que tienen estas oportunidades de aprendizaje para el desarrollo y el bienestar de individuos y comunidades.
3. La formulación de políticas de la educación en un mundo complejo.
La mundialización representa un desafío cada vez mayor para la autonomía de los estados-nación y complica la formulación de políticas. Por ejemplo, si bien la actividad económica está cada vez más mundializada, la formulación y la aplicación de las decisiones políticas siguen produciéndose fundamentalmente en el plano nacional.
Así pues, a las autoridades nacionales responsables de la formulación de las políticas les cuesta cada vez más esfuerzo responder a las consecuencias de la mundialización para el desarrollo del país y regularlas. Prueba de esta realidad son los efectos de la crisis económica mundial de 2008, por ejemplo, o el incremento del desempleo de los jóvenes, incluso en países del Norte. Del mismo modo, la creciente movilidad de estudiantes y trabajadores a través de las fronteras nacionales, los nuevos modelos de circulación de profesionales y las nuevas formas de participación cívica plantean desafíos nuevos para la formulación de las políticas nacionales. En esta sección se examinan algunos ejemplos de la manera en que todo esto afecta a la formulación de políticas de educación.
El desfase cada vez mayor entre la educación y el empleo.
Menor índice de empleo y aumento de la precariedad.
La intensificación de la globalización económica está generando pautas de aumento del subempleo e incremento del desempleo juvenil y el empleo precario, que afectan a las sociedades tanto del Norte como del Sur del planeta. El aumento del subempleo ha afectado recientemente a algunas partes de Europa en las que una nueva generación de jóvenes tiene que afrontar la perspectiva de empezar a trabajar tarde o nunca.
Conviene recordar, sin embargo, que las dificultades que plantea equilibrar las competencias adquiridas por medio de la educación y la formación, y la demanda del mercado laboral no son nuevas. Conviene señalar, además, que si bien el desempleo juvenil pone de manifiesto la existencia de un desequilibrio entre educación, formación y empleo, también guarda relación con opciones y responsabilidades políticas.
No obstante, las tendencias actuales en materia de puestos de trabajo ponen en tela de juicio el antiguo vínculo entre la educación formal y el empleo, sobre cuya base el discurso y la práctica internacionales del desarrollo han racionalizado desde hace mucho tiempo la inversión en capital humano.
Aumento de la frustración entre los jóvenes.
La escasez creciente de empleos adecuados provoca una frustración cada vez mayor entre las familias y los jóvenes titulados del mundo. La elevación del nivel de logro educacional entre los jóvenes y, en términos más generales, los trabajadores, está dando lugar a una mayor competencia por el empleo. En muchos países, sobre todo del Sur, el ingreso en un mercado de trabajo contraído de gran número de jóvenes, que muchas veces han sido en sus comunidades los primeros en beneficiarse de la ampliación del acceso a la educación, está alargando la distancia entre las aspiraciones suscitadas por la educación formal y las realidades de un empleo escaso.
Un número considerable de cuantos están iniciando la educación formal no cosecharán ya los anhelados frutos de las competencias adquiridas por medio de la educación: un empleo y la promesa de un futuro mejor. Crece la decepción en algunos segmentos de la sociedad y en algunos países ante la ineficacia de la educación como vehículo para alcanzar una movilidad social ascendente y un mayor bienestar. La esperanza de movilidad social ascendente, alimentada por la ampliación masiva del acceso a las oportunidades de educación, se viene extinguiendo desde el decenio de 1990, no sólo en muchos países del Sur, sino también del Norte. Los jóvenes están empezando a dudar del ‘rédito de la inversión’ de las trayectorias educativas tradicionalmente ‘prestigiosas’.
Es importante esta transición de la educación y formación al trabajo entre los jóvenes. La prolongación de ese periodo puede imputarse a diversas razones, no todas relacionadas con el desequilibrio entre analizar y comprender mejor la dinámica de los perfiles de competencia y las necesidades del mercado laboral. Aunque este periodo de transición puede considerarse como económicamente ‘improductivo’, también puede representar para algunos jóvenes una temporada de aprendizaje importante mediante el compromiso social, el voluntariado, los viajes, el ocio, las artes y otras actividades. Además, los jóvenes con educación, incluso sin empleo, pueden estar en primera línea del compromiso civil, social y político.” (Continuará).
*Rector de la Universidad Tecnológica Bilingüe de Mineral de la Reforma (UTMiR-BIS).

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