RETRATOS HABLADOS
El pragmatismo de que hizo gala el presidente, Andrés Manuel López Obrador, durante la campaña política, que finalmente lo llevó a la primera magistratura del país, pero que dejó gravísimos saldos en una entidad como la nuestra, donde grupos políticos que le dieron su apoyo aún exigen pagos en lo político, parece ser la estrategia que a toda costa buscan obligar a que aplique la abanderada morenista, Claudia Sheinbaum Pardo.
Este domingo estará en tierras hidalguenses, y bajo esa premisa, viejos y nuevos enclaves de poder buscan, a toda costa, presentarse como poseedores del manejo de votos en todas las regiones, pero “a cambio de”, en un Estado gobernado por un mandatario emanado del partido político al que, estos personajes, pretenden hacer el favor de hacerla ganadora.
Resulta un absurdo, porque, sin duda, la mejor carta de presentación de Sehinbaum Pardo para pedir el voto de los hidalguenses, es el trabajo que ha realizado Julio Menchaca Salazar en el combate a la corrupción, pero también el cuidadoso manejo de los recursos económicos para obras vitales como el agua potable, caminos y seguridad. De tal modo que sería lamentable que, a estas alturas, decida intercambiar votos por espacios políticos para políticos convenencieros y tramposos.
Asumir que un pragmatismo a ultranza puede ser sano en todo momento, es un camino a la perdición, porque hoy mismo el presidente López Obrador, padece esta situación al ser testigo de una pelea sanguinaria en tierras hidalguenses, de grupos y trapecistas recién salidos del PRI, que de buenas a primeras pretenden que incluso sus parientes accedan a una nominación, y no se diga ellos mismos.
Probablemente uno de los logros importantes de la estructura del Revolucionario Institucional, fue dejar en claro que en cada entidad de la República donde gobernaba, el mandatario estatal en turno se convertía en el “primer priísta”, con todo y lo chocante que eso sonara.
A nivel nacional, por supuesto, era el presidente.
Sin embargo, el pragmatismo que señalamos, trajo como efecto inmediato que los grupos que aportaron algo a la campaña presidencial, sintieron que poseían el poder para disponer de un nutrido número de candidaturas en los estados del país, no para apoyar al gobernador emanado de su partido, sino para construir su propia carrera sucesoria.
Bajo ninguna circunstancia se puede abrir la puerta a todos, y cerrarla a su propia estructura, siempre bajo el entendido de que su primera labor es acompañar al gobernador en su proyecto, y no el de ellos, como en muchos casos sucede.
Estamos en la antesala de que se conozcan las dichosas listas morenistas, o incluso el de todos los institutos políticos, al Congreso local, federal y 84 alcaldías.
Por el bien de la entidad, nuestro Estado, no deben pulular presidentes municipales que ya van de salida, ex tricolores o de lo que sea; negociadores que a toda costa pretenden cobrar sus “favores ofrecidos y recibidos” y, bajo ninguna circunstancia, los que argumentan que “ya negocié con ella, y no tengo por qué rendir cuentas a nadie, ni al gobernador”. Estos últimos son los más peligros, más sinvergüenzas y más dispuestos a todo para construir su futura ambición a costa de todo.
No al pragmatismo a ultranza. No a dar luz verde a todos, “que ya luego virigüamos”.
La frase es de hace mucho tiempo, pero debe ser pronunciada por cada uno de los que se saben cercanos al mandatario hidalguense: “para todos, nuestro respeto, y a veces aprecio, pero aquí: hay gobernador”.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
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