
LAGUNA DE VOCES
El mejor ejercicio durante el mes de enero es poner en práctica el arte de la planificación, de la construcción de los más sofisticados propósitos, pero, sobre todo, de las justificaciones a ser utilizadas en caso de no cumplir ninguno, incluso ni siquiera empezar a realizarlos, porque las fiestas de fin de año dejaron graves secuelas en el pensamiento y la vocación de renacer apenas suenan las campanadas del 2023.
Ultimadamente no somos máquinas, gozamos de libre albedrío, de tiempo contado, de esa terca reflexión sobre la vida y vejez, del espíritu que se niega a ser escondido en alguna gaveta de la cocina, de la siempre jocosa idea de que hay que transitar lo que resta de existencia acorde a la sabia medianía en todo.
Así que cuando menos nos demos cuenta ya llegó febrero con la primera celebración, creación absoluta del comercio, y el Día del Amor y la Amistad y quién sabe cuánta cosa, permitirá empezar a olvidar eso de los propósitos, objetivos o metas del año. Al fin que nunca ha sido posible y en términos reales, nunca nos interesó amanecer el primer día del 2024 siendo otros.
Hoy se cumplen los primeros 11 días del año.
Poco a poco nos damos cuenta que la historia es la de siempre, aún más sin gracia alguna en los asuntos del poder.
Aunque tampoco es asunto de simplemente dejarse llevar por la corriente, con todo y que seguramente sería la mejor posibilidad. Entonces los días se acortan, el infame clima nos recluye en la casa, en la cama tapados por cobijas y cobijas, y la tentación de no salir, de quedarnos mejor acostados, a la espera de que nos anuncien que ya es cercana la Nochebuena, la Navidad y el Año Nuevo.
Quién quita y en una de esas mañanas en las que siempre empieza el nuevo año, decidimos que ya, que es tiempo de hacer lo que sea con tal de que no se repita hasta el infinito la temporada de luces, de sonrisas, de compras en los almacenes, de quién sabe cuántas buenas intenciones que acaban en nada.
Quién quita y amanecemos, y descubrimos, por fin, que La Tierra ingresó a un nuevo Universo, que, en lugar de estrellas en el cielo, tiene foquitos, esferas, nieve falsa y mero arriba una estrella, ésta sí real.
Mil gracias, hasta mañana.
Mi Correo: jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
X: @JavierEPeralta