“Espero que hayan llegado”

“Espero que hayan llegado”
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RELATOS DE VIDA

Tiene solo 8 años, pero su inteligencia y madurez se percibe como el de una señorita, su poca existencia y sus experiencias hasta ahora vividas, le han obligado a ver el mundo de diferente manera, sin perder la ilusión propia de su edad.

No daba lata, ayudaba a su mamá con las labores de la casa, también a cuidar a su hermanito ante la ausencia de su madre por cuestiones de trabajo, hace la tarea sin presiones y en ocasiones sale a vender dulces al interior de su colonia, tocando cada puerta y mostrando su educación y deseos de lograr su sueños, pese a los limitados recursos con los que cuenta.

Su papá tiene más de dos años que se fue a Estados Unidos, para darle a su familia, una mejor calidad de vida, pero el trabajo intermitente solo le permite enviar poco dinero a su mamá para mantenerlos y medio vivir, aún así no se queja.

Su mamá, se dedica a la limpieza de casas, para poder tener un recurso extra que le permita solventar algunos gastos propios de la casa y de su escuela, y de vez en vez, se dan algunos lujitos como salir a comer fuera de casa.

Su sueño: poder completar el dinero para los estudios médicos de su mamá, pues los dolores de cabeza, espalda y vientre, han sido frecuentes en los últimos meses, y en una visita al médico le fueron solicitados, sin embargo, su madre no quiere desacompletar el recurso de la casa por cualquier emergencia que pudiera presentarse, así que simplemente se ha dedicado a olvidar y minimizar el padecimiento.

En un toque de puertas para ofrecer los dulces, la menor narró a un vecino doctor el padecimiento de su mamá y la solicitud de estudios, explicando que por ello su intención de vender confitería.

Aún con la ilusión de los Reyes Magos, la pequeña escribió su carta narrando la situación y su sueño, y después de dar un beso a su hermano y mamá, fue a la cama a dormir, esperando una solución de los reyes de oriente.

Al siguiente día, en el zapato encontró un muñeca, además de un carrito para su hermano, pero ninguna respuesta a su petición, después de un profundo suspiro alistó sus cosas y salió a vender dulces, y al abrir la puerta encontró un sobre firmado como Melchor, Gaspar y Baltazar, y al interior cerca de 5 mil pesos.

Emocionada, contenta e ilusionada, y esperando a que su madre llegara para contarle que tenía el dinero para sus estudios, salió a ofrecer los dulces para seguir ahorrando dinero, por lo que se pudiera ofrecer, al llegar a la casa del doctor, la recibió con “Hola, qué bueno que te veo, ayer vinieron los Reyes Magos y me preguntaron por ti, al parecer te tenían una gran sorpresa y les di la dirección de tu casa, espero que hayan llegado”.

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