Pido la palabra
En este año todo se podrá lograr, será un año en que toda la energía será positiva, nada será inalcanzable, cualquier cosa que pidamos a quienes nos gobiernan estará prácticamente al alcance de la mano, bastará con que lo pidamos a los candidatos y LOS COMPROMISOS SERÁN INFINITOS.
Ningún candidato o partido político se atreverá a decir que algo es imposible, nuestro mundo lo pintarán color de rosa; es más, ya se dijo que no habrá nuevos impuestos, que los gasolinazos ya se acabaron, incluso no tardarán en decir que hasta la energía eléctrica nos beneficiará con una disminución en su precio.
En las ciudades con clientelas políticas y que estén próximas a los procesos electorales, prácticamente se les permitirá todo, y si por imagen se ven obligados a detener a uno que otro vándalo despistado, en un par de días les cambian la ley para que puedan salir libres, como ya ha sucedido en un pasado próximo; en conclusión, SERÁ UN AÑO HERMOSO, la causa: ES UN AÑO ELECTORAL.
Pero cuidado, el color de rosa se puede convertir en un negro abismo; pues tantas promesas y tantas bondades del sistema, ya lo hemos visto a lo largo de muchos años, terminan por desmoronarse al año siguiente del proceso electoral, es cuando nos caemos de la nube de las promesas y nos damos muchos azotes con la realidad.
Y aquellos que se comprometieron de repente sufrirán amnesia o simplemente dirán que las condiciones cambiaron y que por bien del país se tiene que apoyar al sistema y que por lo tanto, para revertir los altos índices de inflación contenida en el año electoral, la volatilidad del peso como hoy le llaman, la pérdida sufrida por la baja en el precio del petróleo, y todo aquello que en el 2024 se vaya acumulando y sus efectos matizando, se verán en la penosa necesidad de incrementar precios, generar nuevos impuestos y demás linduras que ya estoy viendo desde ahora.
¿En qué tendremos que apretar con carácter de urgente desde este momento?, entre otras cosas (casi como carta a los Santos Reyes Magos): pugnar por reducir, si no es que eliminar todas las prerrogativas para los partidos políticos; reducir las dietas para los legisladores de todos los niveles; reducir el número de legisladores, pero de una manera significativa, quitando a todos los de representación proporcional, comúnmente llamados plurinominales; establecer un auténtico tabulador de salarios para la administración pública con candados para que sea respetado; establecer una comisión anticorrupción, autónoma de los poderes de la Unión en donde ni los partidos políticos tengan injerencia en su nombramiento como cuotas de poder; prohibir candidaturas a aquellos que renuncien a un cargo para postularse para otro; establecer una sola ley orgánica municipal tipo, en la que se determinen las funciones específicas de los regidores municipales, que hoy, salvo sus sagradas excepciones, solo pasan de noche en el ejercicio de sus funciones.
En la esfera de la política hay mucho trabajo por hacer, lo único que hace falta es “voluntad”, cosa que no he visto en muchos años, pues sería tanto como pedir al político que se haga el harakiri, o como dicen en el pueblo, “no hay borracho que coma lumbre”.
Gastos innecesarios que pudieran utilizarse en crear fuentes de empleo, al final no sirven para nada; cuántas veces no hemos escuchado esa frase estéril de “diputado amigo, diputada amiga”, para que al final cuando se enteran que las extorsiones siguen y siguen, solo alguien diga que “se exhorta a los malos elementos para que dejen de hacer extorsiones”, o que los acusemos con su mamá, como si un exhorto fuese suficiente.
Feliz año color de rosa y esperando que los partidos políticos no cometan el error de politizar la desgracia; y al pueblo, paciencia, mucha paciencia para aguantar toda esa pléyade de propaganda política pagada con nuestros impuestos y que tendremos que digerir los próximos meses.
Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.
