Sensible ópera prima

CINE DE HOY

Se acaba de estrenar en una de las salas de la Cineteca Nacional, la ópera prima del tapatío Celso García, La delgada línea amarilla, de la que habíamos oído buenas cosas, y que fue una de las candidatas a los pasados Arieles.
Es más, fue seleccionada para reinagurar la sala Villa Olímpica, uno de los cines emblemáticos de antaño.
La historia del propio realizador, es muy sencilla. Toño (el siempre espléndido Damián Alcázar), que tiene que ganarse la vida en una gasolinera, encuentra a un antiguo jefe (Fernando Becerril), que lo contrata para que pinte la línea amarilla de la carretera del título, hacia un remoto pueblito.
Forman su extraña cuadrilla de trabajo, el ex trailero Gabriel (Joaquín Cossio), el antiguo cirquero Atayde (Silverio Palacios), el ratero Mario (Gustavo Sánchez Parra) y un joven (Américo Holland).
Toño es un hosco jefe, que trata de aprovechar esta nueva oportunidad que le ha dado la vida, pues tras enviudar, se dedicó a beber y fue abandonado por su hijo.
El camino se encargará de ir uniendo a estos personajes, y se descubrirán entre otras cosas que Gabriel está a punto de perder la vista y que Mario estuvo en la cárcel.
Lo cierto es que estamos ante el grupo de actores más talentosos del cine nacional, que son capaces de sacar adelante cualquier proyecto.
Aquí tienen conmovedores momentos con una sencilla historia, a la que dotan de alma.
La delgada línea amarilla resulta pues una conmovedora ópera prima, que si bien no del todo lograda, resulta muy recomendable por su inmejorable reparto.  

Related posts