Virginia Woolf: la relación clandestina con la aristócrata Vita Sackville-West

La pasión amorosa de Virginia Woolf por Vita Sackeville sale a la luz a través de sus cartas.

Estuvo casada con un hombre hasta su trágico suicidio en 1941, pero Virginia Woolf mantuvo durante toda su vida relaciones con mujeres, y fue con la aristócrata Vita Sackville-West con quien “culminó” sus deseos y fantasmas, un romance recreado en “A Virginia le gustaba Vita”.
Virginia Woolf, la escritora “feminista por excelencia”, y Vita Sackville-West, “casi como la lesbiana oficial de la aristocracia inglesa”, fueron revolucionarias y pioneras de la elite londinense del siglo XX, resalta la española Pilar Bellver, autora del libro.
Eran dos escritoras casadas que, a pesar de ello, ya se habían enamorado anteriormente de mujeres, unas experiencias que no evitaron que el romance que mantuvieron las “transformase” radicalmente.
Son muchas las cartas y los diarios que dan cuenta de la relación romántica que vivieron las dos escritoras desde que se conociesen el 14 de diciembre de 1922, pero Bellver hace de esta obra ficticia, con base biográfica, una “aportación” de aquellos detalles que no se conocen.
“Virginia tenía también miedo, en mi opinión, de dónde pudiera llevarle todo eso. Ella ya se había enamorado de mujeres antes que de Vita, pero nunca había tenido relaciones con ellas”, explica sobre esta mujer que se sentía “muy insegura en el aspecto físico”.
A pesar de los temores, Woolf consiguió “culminar” el juego de seducción que Sackville-West había iniciado desde la noche en la que se conocieron, que les llevaría a una relación en la que mediaron los celos -la aristócrata no dejó de tener amantes-, pero construida sobre un sólido amor y respeto intelectual que supuso una auténtica transformación para ambas.
“Vita le dio a Virginia alegría de vivir, entusiasmo, y se siente mucho más segura como mujer, como persona sexual. Y Virginia le dio a Vita solidez ética e intelectual”, resalta Bellver, que lamenta que no haya material íntimo sobre su relación porque Woolf fue parca en palabras al respecto en sus diarios para evitar que su marido, Leonard Woolf, conociese los detalles.

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