A UN AÑO NADA COMPENSA LA PÉRDIDA DE UN PADRE

CIUDAD DE MÉXICO

Parte 2 de 2

Sin pensar que la muerte lo esperaba Julio César viajó hacia la Normal Rural de Ayotzinapa para completar su carrera como maestro rural
Marisa, madre de Melissa no sabe qué dirá el día que la pequeña hija encuentre la foto de su padre muerto en los ataques a normalistas de hace un año en Ayotzinapan.
“He vivido ese tipo de represión, pero nunca imaginé que iban a llegar tan lejos, al grado de desaparecer estudiantes y torturarlos… Fue su decisión, pero me siento culpable”, dice.
Julio César y Marisa se conocieron en una reunión entre normalistas. Ella vivía en la Ciudad de México y al poco tiempo comenzaron a frecuentarse y a rentar un espacio juntos. Meses después vino un embarazo. “Nació una bebé muy deseada por ambos, y Julio César decidió entonces viajar hacia la Normal Rural de Ayotzinapa para completar su carrera como maestro rural. Convivíamos frecuentemente y lo apoyaba también económicamente con sus estudios. Me decía que cuando nuestra hija Melissa cumpliera cuatro años, él sería profesor. Eso era lo que quería y yo lo apoyé, inclusive con tareas académicas. Hoy me arrepiento. Quizá no debí apoyarlo. Él era guardia de seguridad aquí en la ciudad, de la Central Camionera de Observatorio y después del Centro Comercial Santa Fe, pero quería estudiar y superarse; quizá si lo hubiera impedido él estaría aún conmigo, pero su decisión, su sueño era ser maestro rural”, relata Marisa.
“Otra culpa que traigo es que debí llamarle a la policía; irme para allá esa noche”, dice.
Marisa es maestra en dos escuelas de la Ciudad de México. Lo era cuando ocurrieron los hechos. Su hija vive con sus padres y cada fin de semana va a verla. En un futuro próximo piensa dejar la capital para trasladarse y vivir con Melissa. “Es sólo cuestión de trámites. Estoy reorganizándolo todo. Cuidando que se haga justicia en el caso de mi esposo; que se llegue a la verdad”.
“Pedimos una prueba de ADN. Ahí los peritos argentinos encontraron tortura severa, 12 costillas rotas y traumatismo craneoencefálico, dijeron que había 75% de certeza de que haya existido acción humana en su rostro. Los peritos de la PGR, agregaron que esta acción humana se dio cuando Julio César estaba en agonía, mientras que las personas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos descartaron la acción humana y afirman que hubo 100% acción de fauna en su rostro”, señaló.
“Hoy sabemos y se confirmó que no sólo fue la fauna del lugar la que devoró el rostro de Julio. Sabemos que fue torturado hasta morir. La PGR lo sabe. El desollamiento se dio cuando Julio aún estaba con vida. Le quitaron el rostro cuando estaba agonizando. Yo misma, durante mucho tiempo, vi aquella fotografía, no niego que hubiera participación de fauna, pero después de que su rostro estuviera expuesto. Después de que él estaba ya sin rostro”.
Marisa concluye pues es tarde. Quiere irse para tomar la carretera hacia el sitio donde está su hija. “Quiero verla. Ojalá falte mucho para que me pregunte dónde está su papá o por qué su papa no está con nosotras. “¿Qué le voy a explicar cuando vea esa imagen de su papá?”.

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