Nuestra política parece comedia…

Nuestra política parece comedia…

Pido la palabra

Es desagradable el nivel de degradación en el que han caído los supuestos representantes y defensores de las ideas políticas

Liberales, conservadores, el clero, empresarios, organizaciones civiles, clientelas acarreadas, caudillos de pseudoizquierda, mercenarios de la política; todos revueltos en una mezcla amorfa que ni el propio maestro Luis Alcoriza hubiese concebido en su sátira de la Revolución Mexicana; eso es precisamente lo que está pasando hoy día en nuestra cotidiana vida política; y si no fuera porque estamos hablando de nuestra realidad social, esta comedia estaría para dar risa por las grotescas actuaciones de los personajes, pero no, la comedia se puede convertir en tragedia si no se toman acciones inmediatas y directas.

Una cosa es el ejercicio de la democracia y otra es el abuso que de ella se haga, más aún cuando dichas acciones son contrarias al espíritu de buscar consenso a través de la libre manifestación de ideas y la consecuente convergencia de principios; pues es claro que cuando los acuerdos obtenidos son resultado del ejercicio de la violencia, con el uso del chantaje o de la falsa conducta de los salvadores de la nación, estos acuerdos ya tienen un vicio en el consentimiento que los haría nulos de pleno derecho; y quienes obtienen asentimientos a través de métodos coercitivos, más que demócratas deben ser considerados como fascistas.

Temas torales para la vida nacional son utilizados como bandera política y partidista, no se busca un debate para llegar a consensos racionales que trasciendan en beneficio de la sociedad, se corre tras la especulación y la desinformación a efecto de hacer inalcanzable cualquier acuerdo y con ello acusar intransigencia; el primer paso es cancelar cualquier medio de debate, minimizando los efectos o simplemente no darles importancia dejando que el tiempo nos lleve al olvido; el segundo, procurar acallar las voces discrepantes a través de victimizarse y decirse perseguidos de los medios, cuando la realidad es que a través de la violencia pacífica lo que se busca es ser el centro de atención de dichos medios.

El tercer paso es aprovecha los sentimientos de miedo y frustración colectiva para exacerbarlos mediante la violencia, la represión y la propaganda manipulada, y los desplaza contra un enemigo común real o imaginario, interior o exterior, que actúa de chivo expiatorio frente al que vuelca toda la agresividad de forma irreflexiva, logrando la unidad y adhesión -voluntaria o por la fuerza- de la población.

Es desagradable el nivel de degradación en el que han caído los supuestos representantes y defensores de las ideas políticas, la convicción se les desaparece con el ofrecimiento de un hueso y de repente cambian de bandera porque con los “nuevos” héroes nacionales si vamos a defender a la patria y seguiremos transformando al País, sujetos que cuando han tenido oportunidad de hacerlo, desperdiciaron miserablemente el tiempo y solo se convirtieron en convidados de piedra, y ahora, salen con que quieren seguir trabajando por México tal y como nunca lo han hecho.

Todo el acontecer político, toda esta mezcolanza de dimes y diretes, giros de timón repentinos, chantajes partidistas, políticos ayer envalentonados y hoy doblando las manos justificando prudencia; no dejan por ningún lado la oportunidad de darles ningún beneficio de la duda; su actuar es errante, son veletas que se mueven según convenga a sus particulares intereses partidistas; mercenarios de la política, partidocracia, no democracia; fuerzas vivas con espíritu muerto.

A veces luchar contra la cerrazón de la violencia, contra intereses ajenos a las mayorías, es desgastante y no pocas veces lleno de frustración, y lo es mucho más cuando la gente está alucinada por el canto de las sirenas de aquellos que aprovechándose de la necesidad de la gente les dice exactamente lo que estos anhelan escuchar, y a veces es tal la desesperación  y nobleza de sus seguidores que se aferran a esa ilusión que las más de las veces es solo demagogia y retórica sin ningún futuro, al menos no para las mayorías pero si para aquel que las utiliza solo para su beneficio personal.

En México no debe haber cabida para liderazgos sin escrúpulos que no dudan en utilizar a los ciudadanos para su particular interés, que les engañe, que les prometa aún a sabiendas de que nunca les va a cumplir; la sociedad se cansó y apoyó el cambio, pero entonces, ¿por qué se sigue percibiendo el mismo sentimiento de amargura?, seamos prudentes, todo es movimiento y los cambios siguen y no debemos caer en el sueño de los inocentes y mejor pongámonos a trabajar, pues tarde o temprano ese cambio va a caer en la gente falsa que no ha privilegiado su palabra.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

Related posts