Nombre a sus muertos, nombre la vida

Nombre a sus muertos, nombre la vida

LAGUNA DE VOCES

Nómbrelos, uno por uno, con la suficiente tranquilidad para que no quede una sola letra sin ser pronunciada. Hágalo en el momento de mayor silencio, frente al altar donde colocó su fotografía y los alimentos, dulces o bebidas que más le gustaron en vida. Tenga la certeza de que ese absoluto respeto que tiene usted por ellos, esa forma de nombrarlos en algo tan cercano a la oración, les dará vida de nuevo; no quiero decir que aparecerán como fantasmas, o seres de ultratumba, porque, usted y yo lo sabemos, se trata sin duda de algo mágico, pero relacionado con la creación del Génesis bíblico, de la persona amada que aparece al ser evocada con la palabra.

Porque la palabra es el único y real sinónimo de vida, de luz que aparece de entre las tinieblas, de memoria y presencia de los que se fueron, pero que, al conjuro de flores de colores, velas que alumbran su camino, para que se hagan presentes al escuchar, una vez más, sus nombres, el llamado de los que nos quedamos, y que los nombramos en este 1 y 2 de noviembre. Es su día, el de ellos, pero también el nuestro, porque regresan de ese largo camino que transita entre tantas realidades, al saberse pronunciados, igual al Dios que simplemente decía “hágase la luz”, y la luz se hacía.

Así que practiquemos. Piense que decir el nombre de esa persona que tanto extraña, que sueña a veces, que lo acompaña de alguna forma todo el tiempo, dará pie a un primer encuentro con ellos, los difuntos; que no espantan, que son bienvenidos a nuestra casa, su casa, igual que nos recibieron cuando niños, y construyeron junto con nosotros el hogar del que siempre extrañamos su presencia.

Todos tenemos difuntos y difuntas hermosos, hermosas. Porque son únicos, son nuestra memoria, nuestros recuerdos que guardamos en el corazón, a un ladito del alma, y son, por supuesto, el alimento de esa parte del cuerpo que nadie ve, que todos desconocen su peso exacto, su forma, pero también todos saben que es la chispa que pone en marcha la existencia humana.

Así que será importante hablar con ellos.

Y sepa usted, que regularmente será en el mundo de los sueños, porque es el lugar más indicado, porque en paciencia que otorga la vocación de creer en lo imposible, aguardaremos a que lleguen, a que reconozcan nuestra voz, y nos miren con la ternura que aun se ve en las fotos con que los reunimos en nuestra ofrenda, para saber que están aquí, con nosotros, que siempre lo han estado. Que nunca de los nunca el amor que nos unió a ellos habrá de terminar, que desde hoy podemos estar seguros que cuando nos toque en turno ser pronunciados por cada una de las personas que nos aman, reconoceremos su voz, su corazón, el alma que nos mira y dice que la felicidad es la eternidad que guarda una noche en que podemos volver a este mundo, transitorio, pero vital en una larga jornada que nunca terminará.

Hoy llegan nuestros muertos.

Y en la lista ya larga que la vida hace crecer día a día, nombraré a cada uno, con ternura, con sumo cuidado para que cada letra, cada sonido, sea el exacto, el que descubra su rostro, sus manos y su palabra también; porque tanto ellos como uno, existimos mientras seamos nombrados.

Mil gracias, hasta mañana.

Mi Correo: jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

X: @JavierEPeralta

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