La cena 

La cena 
Photo Credit To Ilustrativa

RELATOS DE VIDA

Por fin viernes, día tan esperado después del trajín diario, Barbara se dispone a comenzar su placentero fin de semana, alejada del bullicio y de la falsa sociedad, tal como recita la nostálgica canción; una vez en casa cambió su vestimenta formal por una pijama afelpada, ideal para el gélido clima que arropa la ciudad, tomó el control de la televisión, una frazada y puso a un lado del sillón su termo con café recién preparado.

Ante el ambiente, se le antojaba una cinta de suspenso, o ya envalentonada, de terror; aunque después de tanta búsqueda, terminó eligiendo una infantil, la cual pese a que la ha visto en repetidas ocasiones, siempre le causa nostalgia, el nudo en la garganta y el consecuente llanto.

Al concluir la película, se levantó para tomar papel para limpiarse la nariz, después de todas las lágrimas derramadas; y cuando regresó al sofá, la sensibilidad aún se encontraba en su piel, aquella en la que minutos después se observaba con los vellos erizados, luego de un recuerdo que venía acompañado de un ligero viento que irónicamente transmitía calor.

Conforme pasaba el tiempo, y continuaba con la proyección de otra película, las imágenes de los momentos con su abuelo regresaban incesantemente, al tiempo que preparaba comida para cenar y se servía un caballito de tequila, para ayudar a la digestión y dormir placenteramente.

La segunda cinta era de corte romántico, aunque planteaba la importancia del apoyo familiar en los momentos en los que el desamor debilita la existencia; en ese instante regresaron las imágenes de su abuelo, y los consejos que la abrazaron cuando descubrió la infidelidad de su ex pareja, y nuevamente la brisa erizó cada uno de sus vellos.

Cuando se disponía a recoger los trastes utilizados, para dirigirse a dormir, se percató que los alimentos y la bebida, justamente eran los preferidos de su abuelo, los que más disfrutaba, y los que muchas veces compartió con él; y detectó que la foto acomodada en la repisa, esa donde se encontraban abrazados en una cena de navidad, mostraba una sonrisa, y nuevamente el ligero aire recorrió su cuerpo.

Suspiró, cerró los ojos, se abrazó y replicó “yo también te extraño, estoy bien, continúa tu trayecto en paz”, luego recordó que no pudo llegar al último momento de la vida de su abuelo, para despedirse y agradecer por todo su amor.

Related posts