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La primera cumbre sin Gran Bretaña asegura que no repetirá «nunca más la llegada incontrolada de refugiados» para recuperar el apoyo de los europeos
Casi como si hubiera sido una cumbre como otra cualquiera, la reunión de los 27 dirigentes de los países que permanecerán en la Unión Europea después de la salida de Gran Bretaña ha terminado con una declaración de intenciones que apenas ha servido para disimular que la solución a los principales problemas sigue estando lejos.
Sin apenas reproches ni autocrítica, los dirigentes europeos han reconocido implícitamente que la idea de Europa ha perdido el apoyo de muchos europeos con hechos como la alocada política de refugiados del año pasado –que «no se puede permitir nunca más»– y han prometido poner en marcha mecanismos y decisiones para convertir a la Unión en la garantía de seguridad interior y exterior de los europeos.
La declaración final afirma que «aunque un país haya decidido abandonarla, la UE sigue siendo indispensable para los demás. Después de las guerras y divisiones en nuestro continente, la UE ha garantizado la paz, la democracia y la prosperidad de nuestros países» por lo que se comprometen a «hacer que la UE a 27 sea un éxito construyendo nuestra historia conjunta». Para ello le ofrecerán a los ciudadanos «en los próximos meses una visión más atractiva de la UE en la que puedan confiar y a la que puedan apoyar».
De una forma u otra, la reunión ha sido una especie de reconocimiento indirecto de que las cosas no se han hecho bien, que «no se pueden repetir errores pasados» y que la única salida ahora es tener en cuenta la sensibilidad de los ciudadanos.