Bibliotecas de la ciudad resguardan ‘joyas’ de más de cinco siglos

La Biblioteca Pública del Estado “Juan José Arreola” tiene un ejemplar de De revolutionibus orbium coelestium (Sobre los giros de los orbes celestes) de Nicolás Copérnico, pero nadie puede tocarlo. En el área de Tesoros Bibliográficos, esta publicación, única en América Latina, está resguardada por un cristal. Celia Montes, coordinadora de este espacio, explica que “cambió” el mundo porque señala que los astros giran alrededor del Sol. Sabe que se publicó en 1543 y que se prohibió en 1616.

En El Colegio de Jalisco se pueden encontrar ejemplares como El Isolario (1534). En sus páginas se comparte la existencia de Tenochtitlán, pero también está el original de la tesis filosófica que José María Morelos y Pavón presentó en 1795 a la Real y Pontificia Universidad de México.
La Biblioteca “Dr. Jorge Villalobos Padilla” del ITESO destaca por tener ejemplares antiguos y se suman primeras ediciones como Piedra de Sol, de Octavio Paz, así como dos más que el escritor Agustín Yáñez quiso borrar de su biografía: Llama de amor vivo y Ceguera roja.

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