No hay cambio sencillo

No hay cambio sencillo

El faro

En días pasados el gobernador hidalguense rindió informe de su primer año de actividades. En principio, pareciera lógico entender que esta actividad debe ser un ejercicio pleno de responsabilidad que el gobernador realiza ante quienes él se debe, que son los ciudadanos. Éstos son los protagonistas auténticos de este evento cívico.

La transparencia y la rendición de cuentas son dos pilares esenciales, al menos en la actualidad, de la ética aplicada a las organizaciones de todo tipo. Desde estas bases los ciudadanos se reúnen en la plaza pública para que a quien ellos eligieron les comente qué se ha hecho para beneficio de la colectividad. Nuevamente son los ciudadanos los auditores principales del informe gubernamental.

La libertad es la capacidad que a las personas les confiere la posibilidad de elegir sin condiciones a quien consideren más capaz para el gobierno. Esta libertad pone a todos los habitantes en la misma condición, son iguales ante las normas (legales y morales) que acuerdan darse. Como consecuencia inmediata, el principio de solidaridad se extiende a todos a partes proporcionadas. Por tanto, el gobernador no es más bajo ningún aspecto, simplemente es el servidor público que se debe responsablemente a quienes gobierna.

El día del informe amanecimos con calles cortadas en una parte central de Pachuca. Los negocios que estaban en esa ubicación tendrían que considerar cerrar o no, escuelas y espacios públicos quedaban recortados en su acceso. Si, como ya hemos dicho, los auténticos y únicos protagonistas de este evento son los ciudadanos, habría que plantearse si estos cortes estuvieron pensados para el mejor acceso de la ciudadanía en general a escuchar el informe. 

También habría que plantearse si todas las personas que llenaron el centro de la ciudad eran libres en su decisión a la hora de escuchar el informe. Por consecuencia, habría que preguntarse al poner en duda la capacidad de libertad, si en la realidad del evento todos los ciudadanos somos iguales auténticamente. Por último, cuestionarse si todos tenemos las mismas oportunidades proporcionalmente.

El campo de la reflexión nos abre dos perspectivas diferentes que nos pueden ayudar a seguir cambiando nuestra visión sobre el informe. Una primera es la centralidad del ciudadano y el ejercicio libre, igualitario y solidario de sus derechos inalienables que le corresponden por ser humano. Una segunda tiene su centralidad en la figura del gobernador. En ella los ciudadanos son ocasión de ensalzamiento de la autoridad en cuanto detentadora del poder.

La primera visión nos abre nuevos caminos hacia el futuro en el ejercicio de nuestra responsabilidad pública e iría muy de la mano con el compromiso que nuestro gobierno morenista detenta. La segunda sería calmar la sed de grandeza que faraónicamente puede tener nuestro gobernante. En este contexto el compromiso que se dice tener con el pueblo se convierte sin más en un lema o eslogan publicitario.

En la primera visión acuden los ciudadanos con interés. En la segunda visión se llevan acarreados y funcionarios para que por propios intereses vitoreen al gobernador que les da trabajo. Hay mucha diferencia entre una visión y otra. Queda en la decisión y análisis de cada lector llegar a la conclusión de cuál de estos dos modelos estuvo presente en el informe pasado y cuál debería estar o permanecer en los subsecuentes. 

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