La canonización de Aristegui  

TERRAZA

La integridad periodística, la libertad de expresión y la alabanza desmesurada a una de las más destacadas periodistas mexicanas, Carmen Aristegui, han sido tendencia tanto en las conversaciones digitales como las personales en los últimos días.

 

            Su despido puede considerarse injusto y la raíz del mismo genera controversia; no obstante, no es ningún secreto que el pueblo enloqueció exagerando el destino de la periodista. Nunca antes se volvió tan escandaloso el paradero de un comunicador “reprimido”, ni siquiera en casos más extremos en los cuales, lamentablemente, varios reporteros perdieron la vida durante el ejercicio de su profesión.

            El derecho de la vox pópuli por expresar su sentir ante un hecho de interés, es sin duda innegable y es el principal sustento de todos los que nos dedicamos al oficio de la información. El problema radica cuando los argumentos se entrecruzan y comienzan a desatarse rumores sin fundamentos provenientes de fuentes dudosas.

            Lamentablemente, algunos espectadores creen todo lo que ven y lo que oyen; de la misma forma, hacen uso de sus propias conclusiones y logran alarmar a otros.

En redes sociales, por ejemplo, circula la petición mediante Change.org que exige colocar a Aristegui como Presidente de la República en el 2018; aunque no dudo que la periodista sea en extremo talentosa, si dudo que colocarla en La Silla sea lo que todos los mexicanos quieren ¿cómo se puede exigir democracia o libertad de expresión cuando se pretende imponer a alguien en el poder incluso pasando por su propia voluntad?

Entre otras cosas, considero de manera objetiva, que los demás periodistas y trabajadores de MVS, no tienen porque pagar los platos rotos; independientemente de si la decisión de los hermanos Vargas por cesar a Carmen Aristegui y su equipo, fue correcta o no, aún hay quienes se esfuerzan por mantenerse dentro del mencionado medio como cualquier otra persona preocupada por su empleo ¿por qué castigarlos y demeritar el esfuerzo que realizan? ¿Acaso no nos quejamos siempre de que en este país pagan justos por pecadores?

Aunque nos coloquemos en el papel de justicieros, victimizar a Carmen no hará que progrese en su carrera; de antemano sabemos que es una periodista con una amplia trayectoria y no se encuentra desamparada, pues muchos medios se muestran dispuestos a abrirle las puertas; sin embargo, ninguno ha especificado si también recibirían a sus colaboradores.

El acto de Carmen y su ultimátum para MVS fue noble y solidario y aunque la compañía no llegue a un acuerdo con ella como parece ser su intención, la locutora puede emprender sin problemas nuevos proyectos con su equipo, a su vez, puede seguir representando una sana competencia para otros intelectuales que generalmente se oponen a sus ideas. La libre expresión no está perdida como se especula, nadie ha imposibilitado las declaraciones de Carmen en los últimos días respecto a su salida de MVS; más bien se trata de un desacuerdo masivo por presunta censura.

Casi podría asegurarse que el futuro de Carmen seguirá igual de brillante como hasta ahora, ya sea en MVS, en un medio externo o por su cuenta. Aristegui tiene todo para ejercer el periodismo independiente sin necesidad de darnos golpes de pecho o canonizarla. El periodista no puede ser más que el medio, como el medio no puede ser dique del periodista. Aquí se rompieron ambas reglas, con saldo negativo para todos: gobierno, medios, periodista y radioescuchas.

Related posts