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“La sobrecarga del trabajo: una gran barrera”

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“La sobrecarga del trabajo: una gran barrera”

IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO

Las desigualdades de género reflejadas en los ingresos de las mujeres, se representan por tener los salarios más bajos, sobre todo en doce sectores, nueve con el comercio, hoteles y restaurantes, industrias manufactureras o de trabajo doméstico remunerado, que presentan grandes brechas salariales poniendo en desventaja a las mujeres; y otros tres, resaltando el de la salud, y asistencia social, que está a favor de las mujeres por ser menos representados.

Según datos de Desigualdades, inclusión laboral y futuro del trabajo de Mariana Huepe, esto es debido a que el patrón de inserción de las mujeres en dichos sectores está relacionado con ocupaciones de mayor nivel de calificación, cuya brecha se intensifica ante la presencia en el hogar de niños y niñas de hasta cinco años de edad por el tema de cuidados en la carente distribución de las tareas del hogar, junto con la participación laboral de las mujeres, sus ingresos y su autonomía económica. 

La forma de explicar estas desigualdades es analizando la conciliación de la vida laboral con las responsabilidades del cuidado, por la ausencia de sistemas de cuidado apropiados a las necesidades de las diversas poblaciones y de corresponsabilidad al interior de los hogares, donde opera la división sexual del trabajo que, al ubicar a las mujeres como principales responsables de las tareas domésticas y de cuidados, limita la posibilidad de buscar empleos a tiempo completo.

Situación que redunda en menores probabilidades de acceder a empleos de calidad y de consolidar derechos jubilatorios en el régimen contributivo de pensiones, con implicaciones negativas para su autonomía económica en la vejez, a pesar de que en la región menos del 47 por ciento de las mujeres empleadas están afiliadas al sistema de seguridad social.

Tal y como lo menciona Mariana Huepe, la distribución de las tareas domésticas y de cuidados no remunerados históricamente ha aumento en la participación laboral de las mujeres sin ser acompañada por un aumento en la participación de los hombres en el trabajo de cuidados no remunerado, en parte a causa del prevalente modelo económico que no valora actividades esenciales para el sostenimiento de la vida, en particular, el cuidado. 

Como resultado, las mujeres se ven afectadas por la sobrecarga del tiempo total de trabajo, contribuyendo asimismo a la segregación ocupacional y la brecha salarial. En América Latina, las mujeres dedican entre 22 y 43 horas semanales al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, más del doble que el tiempo que dedican los hombres de entre 10 y casi 20 horas semanales

En la mitad de los países que cuentan con datos de uso del tiempo, 8 de 16, resultando en una carga total de trabajo de las mujeres superior a la de los hombres. Cuando el cálculo se restringe a la población ocupada entre 20 y 69 años, en todos los países, la carga total de trabajo es superior para las mujeres, con diferencias que varían entre 2,4 y 20,8 horas semanales.

Esta sobrecarga del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado es una de las principales barreras para la plena participación de las mujeres en el mercado laboral. Las encuestas de uso de tiempo demuestran la relación inversa entre hombres y mujeres cuando se trata del tiempo dedicado al trabajo remunerado y al no remunerado. 

¿Tú como te ves afectada?