A ponerse las pilas…

A ponerse las pilas…

PIDO LA PALABRA

Ya son muchas las señales que se están dando en estos tiempos turbulentos, señales que nos indican el grado de descontento

El río ya está bastante revuelto, y muchos pescadores tratando de sacar buena pesca para sus redes; las aguas también están ahogando las esperanzas de una tranquilidad anhelada; camino incierto, la luz del faro al final del camino se está apagando.

Que el barco zozobre no es el final esperado, pero muchas olas están haciendo que la navegación de ensueño se convierta en pesadilla; el timón no responde a la firmeza que la tormenta amerita, las olas son muchas y las decisiones llegan tarde, y algunas no llegan…tal vez no llegarán.

Este pasaje tormentoso ahora quisiera compararlo con lo que veo todos los días en mi fracción del planeta de aserrín, inestable como su combustión, tranquilidad engañosa, hoy apagada por la prudencia, pero que cualquier chispa emocional la puede encender, muy a pesar de los que amamos una paz, conciliadora, pero con respeto a los derechos.

Baste un pequeño paseo por el mar de información que día tras día circula por todos los medios a nuestro alcance, para darnos cuenta ese sentimiento de desesperanza que está haciendo presa de muchas personas; desde los municipios comienza el desaliento acompañado con el enojo.

Ya son muchas las señales que se están dando en estos tiempos turbulentos, señales que nos indican el grado de descontento por todas las barbaridades que por muchos años han estado cometiendo quienes deberían cuidar los intereses de las mayorías, Partidos van, Partidos vienen, y el panorama no cambia; lo vemos en las manifestaciones que un día sí y otro también, se dan en la ciudad de México o en cualquier parte de la República; algunos dirán politiquería, Yo veo hartazgo.

Seguramente comenzarán a rodar algunas cabezas para calmar las aguas, como ya sucedió de manera urgente en Baja California con la coordinadora de la Secretaría del Bienestar en esa entidad; cabezas expiatorias para cubrir a las manos de la corrupción que por años es la que ha estado moviendo los hilos del averno; desviar la atención, es la táctica que por años ha dado buenos resultados, pues para desactivar los malos ánimos nos pintamos solos.

Y siempre escuchamos los mismos compromisos: “se investigará”, “se llegará hasta las últimas consecuencias”, “se castigará a los culpables”; los “abajeños” temblarán, son la válvula que siempre desinfla el globo. Infiero que los verdaderos responsables jamás serán castigados.

¿Y después del canto de las sirenas?, tenemos dos caminos, el primero de ellos y eso téngalo por seguro, pasado el desastre muchos volveremos a nuestra usual indolencia; se apuesta a que el tiempo nos traiga el olvido y con ello le daremos el triunfo a las cortinas de humo.

La segunda opción es no quitar el dedo del renglón y asumir nuestra responsabilidad dentro del contexto social; mexicanos con derechos reales, efectivos y por lo tanto con todo el poder para hacerlos valer con la Ley en la mano; exigiendo cuentas y no atole con el dedo. No queremos cabezas expiatorias, queremos un México que ya no nos duela por tanta desgraciada tranza de quienes ocasionalmente manejan los hilos de algún cargo político.

México es un caldo de cultivo latente, los políticos mismos están creando el germen que terminará por cocinarlo, y éstos, ciegos por la ambición y el poder, no se dan cuenta que empiezan a desmoronar el castillo que ellos mismos levantaron a base de promesas incumplidas; siguen embelesados por la alegoría platónica que les proporciona solo imágenes falsas de esa realidad que desconocen; es irresponsable insinuar, como lo hizo una legisladora, que el ciudadano tome la justicia en sus manos.

A ponerse las pilas, políticos mexicanos, o, mejor dicho, a poner sus barbas a remojar; las tijeras de la democracia real les pueden alcanzar; a nadie convence ya esa imagen de redentores del pueblo; pues el que llaman pueblo bueno se está convirtiendo en pueblo selector.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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